La ONU adopta el «Pacto para el Futuro» en medio de las tensiones globales
En un contexto de crecientes crisis globales como guerras, cambio climático y pobreza, los líderes de los 193 países miembros de la ONU adoptaron este domingo el ‘Pacto para el Futuro’, un acuerdo internacional diseñado para enfrentar los principales desafíos del siglo XXI. A pesar de la oposición de países como Rusia, Venezuela y Nicaragua, la iniciativa fue aprobada por consenso, con el objetivo de construir un mundo más justo y sostenible.
09/23/2024. El secretario general de la ONU, António Guterres, subrayó la importancia de este acuerdo histórico, que incluye 56 acciones clave para abordar problemas como el cambio climático, la paz mundial, la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, y temas emergentes como la inteligencia artificial. «Los desafíos del siglo XXI deben ser resueltos con soluciones del siglo XXI», afirmó Guterres tras la adopción del pacto, que aunque no es vinculante, representa un compromiso simbólico hacia un futuro más seguro y equitativo.
El ‘Pacto para el Futuro’ fue una idea planteada por Guterres en 2021 como parte de la Cumbre del Futuro. Sin embargo, el secretario general no ocultó su frustración ante la dificultad de alcanzar un consenso ambicioso. A pesar de ello, calificó el acuerdo como una «caja de herramientas» que abre nuevas vías y oportunidades para enfrentar las crisis globales. Guterres prometió trabajar en la implementación del pacto hasta el último día de su mandato, destacando que la responsabilidad ahora recae en los Estados miembros para poner en marcha las acciones acordadas.
Uno de los puntos más controvertidos fue la oposición de varios países, entre ellos Rusia y Corea del Norte. El viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Vershinin, expresó su descontento, asegurando que «nadie está contento con este texto». Sin embargo, la mayoría de los líderes mundiales, incluido el canciller alemán Olaf Scholz, celebraron que, a pesar de las tensiones, se antepuso el consenso. Scholz afirmó que «fue irritante que al final, Rusia, una vez más trató de parar todo el proceso y no quería seguir el camino que todo el mundo ha emprendido. Pero al final logramos mantener el consenso y lograr un compromiso».
Además del Pacto, se adoptaron dos documentos anexos: la Agenda Digital Global y la Declaración para las Generaciones Futuras. Estos complementos buscan reforzar los compromisos de los Estados miembros para proteger a las generaciones venideras y adaptarse a los cambios tecnológicos y sociales que definirán las próximas décadas.
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Uno de los aspectos destacados del pacto es su énfasis en la acción, más allá de la simple retórica. Guterres instó a los líderes mundiales a «pasar a la acción», mientras que el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, pidió «valentía y voluntad política» para enfrentar desafíos como la igualdad de género, la lucha contra el racismo y la amenaza nuclear. Brasil, además, reiteró su aspiración a reformar el Consejo de Seguridad de la ONU para reflejar una «nueva geopolítica global».
El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, calificó el Pacto como una «hoja de ruta clara» para el futuro, instando a los países a movilizar los recursos necesarios para su implementación. Arévalo resaltó que poner de acuerdo a casi 200 países no es tarea fácil, y celebró el éxito de las negociaciones, que fueron arduas y tensas durante semanas.
Organizaciones como Human Rights Watch y 350 ong han mostrado su apoyo al pacto, aunque también recordaron que la verdadera prueba de su éxito será la implementación de políticas concretas. Entre ellas, la inclusión de compromisos para la transición de los combustibles fósiles, un punto conflictivo durante las negociaciones, fue bien recibida por muchos observadores. Sin embargo, activistas subrayan que los compromisos internacionales deben traducirse en objetivos nacionales tangibles.
A pesar de su importancia, algunos expertos consideran que el Pacto no es lo suficientemente transformador. Richard Gowan, investigador del International Crisis Group, señaló que aunque el texto contiene buenas ideas, no es el documento revolucionario que muchos esperaban. Esta opinión es compartida por varios diplomáticos que consideran el pacto «decepcionante» o «el mínimo común denominador».
A pesar de las críticas, el Pacto para el Futuro representa un esfuerzo por reafirmar el compromiso colectivo con el multilateralismo, buscando el apoyo de países reticientes como Rusia o Corea del Norte en un contexto geopolítico difícil. Los países en desarrollo, en particular, esperan que este acuerdo sea el primer paso hacia una reforma más justa de las instituciones financieras internacionales, permitiendo un acceso más equitativo a la financiación para enfrentar los impactos del cambio climático y otras crisis globales.
Con información de mundiario.com