Trump le da un golpe bajo a Elon Musk; elimina incentivos a las ventas de vehículos eléctricos
El presidente entrante de los Estados Unidos Donald Trump ha prometido fulminar todas aquellas regulaciones que incentivaron las ventas de vehículos eléctricos en el país, así como priorizar los combustibles fósiles como eje de la economía.
01/21/2025. Apenas pasaron unas pocas horas desde que Donald Trump juró la Constitución hasta que se sentó en una cómoda silla del despacho oval para firmar órdenes ejecutivas a diestro y siniestro. Como parte de su plan «Make America Great Again», no sólo ha anunciado que va a revertir las políticas climáticas y energéticas aprobadas durante la administración de Biden, sino que ha prometido priorizar los combustibles fósiles como el pilar de la economía estadounidense. Y una de sus balas tiene escrito el nombre de la primera de sus víctimas: los coches eléctricos.
En una de las muchas órdenes ejecutivas que Trump ha firmado, titulada Liberando a la energía estadounidense, se compromete a eliminar lo que él llama el «mandato de los EV [coches eléctricos, en inglés]» para promover una «verdadera elección del consumidor, eliminando las barreras regulatorias al acceso a los vehículos de motor«. En el documento propone darle la puntilla a lo que denomina «subsidios injustos y otras distorsiones del mercado mal concebidas impuestas por el gobierno que favorecen a los EV sobre otras tecnologías y obligan a su compra al hacer que otros tipos de vehículos sean inasequibles».
El uso que hace Trump del término «mandato de EV» en realidad es inventado (no hay ningún «mandato» sobre coches eléctricos firmado por Biden), pero bajo ese nombre viene a aglutinar todas aquellas regulaciones de la EPA (Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos) que incentivaron las ventas de vehículos eléctricos y cuyo objetivo final era que los vehículos de cero emisiones representaran el 50% de las ventas para 2030. Es decir, lo que se propone es derrumbar todas esas políticas de la era Biden entre las que se encontraban los créditos fiscales de 7.500 dólares para compradores de coches eléctricos y préstamos que los fabricantes de automóviles podían usar para construir fábricas de baterías.
También refleja de alguna manera la postura de los republicanos de que los estadounidenses están siendo ‘coaccionados’ para que renuncien a sus coches de gasolina, aunque en realidad ninguna ley o regulación obliga a nadie a comprar un coche eléctrico. Según los datos de Cox Automotive, los estadounidenses compraron alrededor de 1,3 millones de autos totalmente eléctricos en 2024, lo que representa el 8% de todos los coches nuevos vendidos.
También asegura que dejará de financiar la infraestructura de cargadores eléctricos, un sector al que Biden había destinado más de 7.000 millones de dólares de la Ley de Reducción de la Inflación. Y dice que está ordenando a su equipo que identifique aquellas regulaciones que «imponen una carga indebida» a la «elección de vehículos por parte de los consumidores», una posible referencia a las leyes sobre emisiones de los tubos de escape, lo que daría luz a la fabricación de coches más contaminantes.
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¿Cómo afecta esto a Tesla de Musk?
Estos planes tienen, sin duda, su eco en la industria automotriz, pero sobre todo en Tesla, la empresa de su ahora mano derecha Elon Musk. Y los inversores pueden estar seguros de que este presidente no va a ser tan benevolente con los eléctricos como lo fue su predecesor. Las consecuencias ya se pueden palpar: Tesla ha caído un 3% en 24 horas tras el discurso inaugural de Trump.
El presidente entrante ha ordenado pausar inmediatamente el desembolso de fondos para estaciones de carga de vehículos eléctricos, de la que se estaba beneficiando Tesla. Por ejemplo, la compañía recibió una financiación de 100 millones de dólares para construir estaciones de carga de camiones en Illinois. Que se anulen los subsidios a la compra de eléctricos tampoco es una buena noticia para Musk.
Pero, sin duda, un revés considerable al fabricante sería ver suprimidos los programas climáticos gubernamentales que conceden créditos de vehículos de cero emisiones (ZEV, en sus siglas en inglés) a Tesla y que han representado nada menos que un tercio de sus ganancias en la última década. En los primeros nueve meses de 2024, alrededor del 43% de sus ingresos netos provinieron de esos créditos, que Tesla vendió a sus rivales. Estos fueron creados bajo las disposiciones de la Ley de Aire Limpio para alentar a las empresas a fabricar vehículos menos contaminantes. Una vez cumple los requisitos, los de Musk pueden vender luego esos créditos a aquellos que necesitan cumplir con las regulaciones. “Para Tesla, los créditos por cumplimiento son una porción muy lucrativa del pastel«, explicaba Pavel Molchanov, analista económico de Raymond James.
Otros analistas no contemplan la idea de que la administración Trump socave un programa del que sale ganador por diferencia uno de los asesores más cercanos del presidente. “Parece una posibilidad razonable de que simplemente lo hagan con lentitud y nunca suceda”, señalaba Daniel Sperling, ex miembro de la Junta de Recursos del Aire de California.
Tesla resta importancia a los créditos y los subsidios fiscales para su negocio. En cambio, se vanagloria de sus planes para desarrollar vehículos autónomos, algo que no le está generando ingresos actualmente. “El valor de Tesla es la autonomía. Y todas estas otras cuestiones son ruido”, le dijo Musk a los inversores recientemente. De hecho, cuando Trump anunció el junio pasado que iba a acabar con el mandato de los EV, Musk le respondió en X: “Una sorprendente cantidad de personas creen que Tesla sobrevive gracias a los subsidios. Eso es cierto en el caso de nuestros competidores, pero no en el de Tesla”.
Sin embargo, la empresa sí puede ver otros beneficios notables. El republicano es su vía de escape regulatoria, que también ha sido un lastre durante años para Tesla. La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras ha abierto una nueva investigación después de que un coche de «conducción autónoma total» atropellara a un peatón. Y quiere que sus robotaxis autónomos estén circulando por las carreteras en 2027, pero eso requeriría que Tesla consiga la clasificación de «Nivel 4, Alta Automatización» y los permisos estatales mucho más rápido de lo que lo han hecho sus rivales. Tampoco podemos olvidar que el negocio principal de Tesla está cada vez más amenazado por los vehículos eléctricos chinos baratos. Y Trump ha dicho que impondrá más aranceles a todas las importaciones chinas.
“Emergencia energética nacional”
En medio de toda esta batería de propuestas, el mandatario ha incluido sin tapujos una declaración de «emergencia energética nacional» destinada a aumentar la producción de energía nacional y reducir los costes para el consumidor. «Drill, baby, drill” (“perfora, nena, perfora”), decía de manera casi cómica durante su discurso inaugural, refiriéndose a sus planes para impulsar las perforaciones en EEUU en busca de petróleo y gas. Según él, la clave para restaurar la riqueza reside en «el oro líquido bajo sus pies». Y eso da más pistas de que el objetivo a corto y medio plazo va a ser priorizar los combustibles fósiles y, en consecuencia, los vehículos contaminantes.
Trump no sólo ha dicho que va a sacar al país del Acuerdo de París (que establece medidas para combatir el cambio climático), sino que también ataca con dureza a las energías renovables, específicamente los parques eólicos, que según él «degradan nuestros paisajes naturales y no sirven a los consumidores estadounidenses» y busca reiniciar las aprobaciones de terminales de gas natural licuado, que la administración Biden había pausado por motivos de la seguridad climática.
Con informacion de parte.com