En el corazón comercial chino donde fabrican las gorras del «Make America Great Again»
En Yiwu, una ciudad al sureste de China, la campaña de Navidad comienza siempre en abril. El verdadero taller de Papá Noel se encuentra en un laberinto comercial de 260.000 metros cuadrados con 75.000 tiendas donde se exponen millones de productos, entre ellos dos tercios de todas las decoraciones festivas que se compran en todo el mundo, empezando en Estados Unidos, que abastece en esta época el 87% de su despensa navideña con parafernalia que sale de la madre de todos los bazares chinos.

04/11/2025. En un mes de abril normal, casi todos los pedidos de los clientes estadounidenses habrían finalizado y muchos de ellos ya deberían estar de camino. Pero no ha sido así. Muchos fabricantes y minoristas de Yiwu llevan dos semanas sin tener noticias de sus clientes. Hay decenas de contenedores con árboles de Navidad artificiales y otras tantas decoraciones que están parados por culpa de la guerra comercial de Donald Trump, que ha aumentado los aranceles a las importaciones chinas en un 125% en lo que va del año.
«Aquí está todo el mundo muy nervioso. Nosotros tenemos varios clientes en EEUU y esta temporada las previsiones apuntaban a un incremento muy importante de compras respecto al año pasado. Pero ahora tenemos cinco contenedores que se nos han quedado varados por los aranceles», cuenta en conversaciones con este periódico Jaime Horvilleur (33 años), un agente comercial español que lleva más de 15 años trabajando en Yiwu, una ciudad de millón y medio de habitantes absorbida por el mercado mayorista de productos básicos más grande del mundo. Un lugar sitiado por fábricas que cubren la demanda global de productos navideños, las campañas de verano o incluso todo el merchandising que rodea a la figura del presidente de Estados Unidos.
Porque en Yiwu, el gran centro comercial de la fábrica del mundo, muchos exportadores chinos han hecho buenos negocios con las gorras, tazas y ropa del famoso Make America Great Again. Pero ahora, cuando se termine el stock en EEUU, si el votante republicano quiere comprarse una nueva gorra roja con el popular eslogan de Trump estampado, deberá pagar un 125% más
«Aquí hay muchas fábricas y exportadores que dependen del mercado estadounidense. Por ejemplo, la cadena de supermercados Walmart se abastece de Yiwu para muchísimos de sus productos de uso diario. Lo mismo que grandes empresas textiles como Nike o Adidas. Ahora se han parado muchas operaciones y envíos por todo este caos en torno a la guerra comercial. Nadie se atreve a dar un paso adelante o atrás porque la situación es muy cambiante, como hemos visto con la tregua arancelaria que ha dado Trump a todos los países excepto a China. Pero, mañana mismo, puede ocurrir que Washington y Pekín se sienten a negociar. Hay muchísima incertidumbre», explica Horvilleur.
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La realidad de estos momentos en Yiwu es que los vendedores y fabricantes están muy preocupados porque no están recibiendo las llamadas de sus clientes estadounidenses habituales, quienes siempre les encargaban los productos navideños en esta época. «Trump está destruyendo la Navidad con sus aranceles», dice Ming Ji, dueño de una de las tiendas que vende luces y figuras de navidad en el mega centro comercial. «Quizás los clientes estadounidenses no compren nada este año», aseguraba en declaraciones a Reutersun fabricante de árboles de Navidad llamado Qun Ying.
Muchos comerciantes chinos aseguran que tienen clientes estadounidenses que les han cancelado ya algunos pedidos, mientras que otros han solicitado detener la producción y los envíos a la espera de ver cómo evoluciona la guerra arancelaria.
«Ya vivimos algo muy parecido durante la primera guerra comercial de 2018, cuando Trump se puso el disfraz de gallo de corral. Lo que está haciendo es una estrategia clara de negociación y manipulación del mercado para su propio beneficio. Pero son un disparate las condiciones que está poniendo sobre que el déficit de EEUU tiene que compensarse. Por ahora, respecto a China, Trump está tensando la cuerda al máximo. Pero si no se baja de ese estándar de negociación, no sabemos qué va a pasar», analiza el agente español.
El origen del mercado de Yiwu está en la década de 1980 con la explosión del Made in China. Era la época en la que el gobernante Partido Comunista iniciaba su gran apertura hacia el exterior y esta ciudad, que era un centro de trueque regional, con vendedores ambulantes que cambiaban plumas de pollo por azúcar moreno, empezó a transformarse en un gigantesco centro comercial que abría sus puertas a compradores de todo el mundo que buscaban productos baratos.
Más adelante, muchos fabricantes se especializaron en la Navidad y otros se fueron adaptando con rapidez a los productos que demanda el mercado. Por ejemplo, el pasado verano, apenas un par de horas después del intento de asesinato contra Trump en un acto electoral en Pensilvania, en las tiendas de Yiwu ya se vendían las primeras camisetas con la icónica fotografía del presidente levantando el puño mientras la sangre le goteaba de la oreja derecha.