Paz o Pulso Final: Petro acelera la ofensiva institucional para desarmar al crimen y reconfigurar la justicia

En un giro que promete redefinir la arquitectura del posconflicto en Colombia, el Gobierno de Gustavo Petro anunció que el próximo 20 de julio presentará los estatutos de su controvertida apuesta: la llamada Paz Total.

07/01/2025. No se trata de un simple compendio de reformas, sino de una hoja de ruta que pone al Estado en modo ofensiva, tanto frente al crimen organizado como ante las estructuras insurgentes aún activas.

El ministro de Justicia, Eduardo Montealegre, lanzó el anuncio durante la posesión de sus nuevos viceministros —Yefferson Dueñas, figura cercana al excanciller Leyva, y la jurista Olga Claros— dejando claro que este proyecto será la punta de lanza de una política integral que conjuga sometimiento penal, negociación y justicia restaurativa.

Dos frentes, una estrategia:

• 1. Mano firme con el crimen organizado:
  Bajo un marco de sometimiento a la justicia, se buscará debilitar financieramente a las mafias —en especial las ligadas al narcotráfico— mediante incentivos legales y cooperación judicial. No habrá amnistías encubiertas, advirtió Montealegre: “la impunidad no está invitada a esta mesa”.
• 2. Diálogo con insurgencias de raíz política:
  Aquí el enfoque es distinto: negociación, desmovilización y reintegración. Con énfasis en las garantías a las víctimas, la propuesta se enmarca en el derecho fundamental a la paz consagrado en la Constitución, pero sin ceder soberanía institucional.

¿Y la justicia? Cambio desde las bases
En paralelo, se alista una reforma estructural al sistema judicial que promete romper el molde tradicional: no impuesta desde las élites, sino construida con sindicatos, jueces de primera línea y operadores jurídicos que viven el colapso institucional desde adentro.

¿Transformación profunda o apuesta arriesgada?
El gobierno lo presenta como un rediseño integral del aparato judicial y del modelo de seguridad. Sus críticos lo ven como una operación política con riesgos latentes de legitimación a estructuras criminales. Pero para Petro, esta es la prueba de fuego: desactivar la violencia sistémica sin sacrificar justicia ni gobernabilidad.

Redacción DHH sobre lecturas de pulzo.com y semana.com