El panorama global está experimentando una transformación sin precedentes, donde la inteligencia artificial (IA) emerge como el nuevo centro de gravedad del poder mundial. El analista internacional Manuel Cruz, ha desglosado minuciosamente cómo esta tecnología está reconfigurando las alianzas, los campos de batalla y los recursos por los que compiten las naciones. Existe un consenso creciente de que el control y desarrollo de la IA es el factor determinante en la geopolítica del siglo XXI.

Redacción Albitrio Fabrepe para DHH.
La importancia estratégica de la Corporación RAND
Manuel Cruz enfatiza el papel crucial de la Corporación RAND, a la que considera el centro de pensamiento más importante y poderoso del mundo en el ámbito de la defensa, la seguridad nacional y la organización de conflictos armados. Esta corporación ha sido, directa o indirectamente, la diseñadora de todos los conflictos armados en los que Estados Unidos ha estado involucrado, incluyendo el actual conflicto entre Rusia y Ucrania. Su relevancia se magnifica con la publicación de su más reciente informe titulado «Cómo la inteligencia artificial general puede impactar en el ascenso o caída de las naciones».
Este informe no solo analiza la situación actual, sino que diseña e imagina ocho posibles escenarios futuros. Uno de los escenarios más impactantes, el séptimo, describe la posibilidad de un golpe de estado a los humanos por parte de la inteligencia artificial. Esto se basa en la preocupación de que, si se logra dominar la inteligencia artificial general (IAG), las máquinas podrían adquirir la capacidad de construir sus propias inteligencias artificiales. La Corporación RAND se caracteriza por proyectar el futuro y los escenarios en los que Estados Unidos podría verse envuelto. Además, el primer escenario de su informe invita a Estados Unidos a formar una alianza multilateral, liderada por Washington, para bloquear a China, Rusia y otros actores identificados como «enemigos» con el fin de impedir que controlen o centralicen la IAG.
Geopolítica y la revolución de la Inteligencia Artificial
La inteligencia artificial general (IAG) se diferencia de las tecnologías actuales como ChatGPT o DeepMind. Se describe como una IA todavía utópica pero con grandes avances, que busca que los robots y la IA sean prácticamente humanos, superando incluso la inteligencia y capacidades humanas, con la habilidad de pensar, planificar y diseñar como nosotros. Ya en 2017, Vladimir Putin afirmó que quien controlara la lucha por el desarrollo de la inteligencia artificial, controlaría el mundo. Esta afirmación se ve respaldada por las cifras de inversión: en 2024, el presupuesto global de inversión de las grandes potencias en IA fue de 239.000 millones de dólares, superando inversiones previas. Se proyecta que, de 2025 a 2030, la inversión en IA crecerá un 39,5%, alcanzando los 92 billones de dólares. De hecho, Estados Unidos planea invertir casi medio billón de dólares en IA este año.
Kai-Fu Lee, un multimillonario taiwanés-estadounidense y uno de los principales especialistas en IA, autor de «Superpotencias de la Inteligencia Artificial», sostiene que ninguna nación puede considerarse una potencia emergente si no realiza inversiones millonarias en inteligencia artificial. Sus reflexiones, plasmadas en su obra, surgieron incluso de preguntas formuladas por niños chinos de 5 años sobre el control de la IA en los trabajos y la vida cotidiana. Históricamente, el concepto tiene raíces profundas, con Isaac Asimov escribiendo las tres leyes de la robótica en 1941, y Alan Turing, considerado el padre de la IA, preguntándose en 1950 si las máquinas podían pensar como seres humanos.
El segundo escenario de la Corporación RAND plantea una Guerra Fría 2.0, ya visible en los esfuerzos por bloquear a China, como la restricción del acceso a los semiconductores. Manuel Cruz subraya una relación simbiótica e indisoluble entre los semiconductores y la inteligencia artificial, siendo estos la fuente fundamental para su desarrollo. La actual tensión entre Taiwán y China ya no es solo por la isla de Formosa, sino por el control de la producción de semiconductores; Taiwán es el máximo desarrollador y exportador mundial. Solo TSMC, una empresa taiwanesa, comercializa el 54% de todos los semiconductores del mundo. Existe un interés explícito de llevar esta empresa a Estados Unidos para evitar el acceso chino.
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Anu Bradford, investigadora finlandesa y autora de «Imperios Digitales», complementa esta visión, afirmando que quien no invierta en el desarrollo de tecnología de inteligencia artificial, especialmente en el plano militar, no podrá participar en la discusión de las grandes potencias. El impacto de la IA en el ámbito militar es tangible: se habla de armamento autónomo, simuladores de IA para entrenar ejércitos, reducción de personal humano en el campo de batalla y armamento de última generación.
Una prueba contundente de este impacto se observa en el conflicto actual en Medio Oriente. Israel está utilizando la guerra como un laboratorio de inteligencia artificial, empleando sistemas como «The Gospel», «Where’s Daddy?» y «The Banda». Estas inteligencias artificiales, dirigidas por la Unidad 8200 de ciberinteligencia israelí, rastrean comunicaciones (WhatsApp, llamadas) de comandantes enemigos, notificando sus ubicaciones e incluso sus movimientos hacia sus hogares, lo que ha permitido eliminar a comandantes de Hezbolá, Hamás e Irán. Esto demuestra cómo la IA está impactando el mundo del siglo XXI de manera directa y letal.
Manuel Cruz concluye que este es solo el inicio de una profunda transformación global impulsada por la inteligencia artificial, instando a profundizar en obras como «La guerra de los chips» de Chris Miller, «Imperios Digitales» de Anu Bradford y «Superpotencias de la Inteligencia Artificial» de Kai-Fu Lee.
Redacción de Albitrio Fabrepe sobre comentarios de Manuel Cruz en RCC media
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