El presidente Gustavo Petro anunció que su gobierno dejará de considerar como actores políticos a tres organizaciones armadas —la Segunda Marquetalia, el Estado Mayor Central (EMC) y el Clan del Golfo— y las etiquetará oficialmente como organizaciones terroristas.

08/21/2025. La decisión llega tras una serie de ataques violentos en Cali y Antioquia, que dejaron claro, según Petro, que estos grupos “ya no buscan la paz, sino el caos”.
¿Quiénes son los nuevos enemigos del Estado?
Segunda Marquetalia
Fundada en 2019 por excomandantes de las FARC que renegaron del acuerdo de paz, esta disidencia se autodefine como revolucionaria y comunista. Aunque en sus inicios hablaban de una nueva negociación, hoy operan como una red criminal dedicada al narcotráfico, la extorsión y el reclutamiento forzado. Su influencia se extiende desde Caquetá hasta la frontera con Venezuela.
Estado Mayor Central (EMC)
A diferencia de la Segunda Marquetalia, el EMC nunca se desmovilizó. Se consideran los verdaderos herederos de la lucha guerrillera, pero sus acciones —secuestros, asesinatos, minería ilegal— los han convertido en una amenaza directa para la población civil. Su presencia se concentra en el sur del país, especialmente en Cauca, Nariño y Putumayo.
Clan del Golfo
El más poderoso y menos ideológico de los tres. Surgido de las cenizas del paramilitarismo, este grupo opera como una empresa criminal con tentáculos en el narcotráfico internacional. Controla rutas clave de exportación de cocaína y mantiene una estructura jerárquica que le permite sobrevivir incluso tras la captura de su líder, alias “Otoniel”.
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¿Qué cambia con esta declaración?
- Se cierran las puertas a cualquier negociación política.
- Se intensifican las operaciones militares y de inteligencia.
- Se busca cooperación internacional para su aislamiento y persecución.
- Se endurece el control fronterizo, especialmente con Ecuador y Venezuela.
Este anuncio marca un punto de quiebre en la política de “paz total” que Petro había defendido. Ahora, el lenguaje ha cambiado: ya no se habla de diálogo, sino de confrontación. Y en ese nuevo escenario, estos grupos dejan de ser insurgentes para convertirse, oficialmente, en enemigos del Estado.
Redacción DHH sobre lectura de agencias
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