Bad Bunny hizo una réplica, se volvió ícono y ahora enfrenta demanda de $ 6 millones 

En medio del éxito arrollador de su residencia de conciertos en Puerto Rico, Bad Bunny enfrenta una tormenta legal que amenaza con empañar su gira. El cantante, conocido por romper esquemas en la música urbana, ha sido demandado por el uso no autorizado de una vivienda que se convirtió en símbolo escénico de su espectáculo.

09/19/2025. La propiedad en cuestión, apodada “La Casita”, pertenece a Román Carrasco Delgado, un hombre de 84 años residente en Humacao. Según la demanda presentada ante el Tribunal de Primera Instancia de San Juan, Carrasco permitió que su casa apareciera en un cortometraje vinculado al álbum Debí Tirar Más Fotos, pero jamás autorizó que se replicara para conciertos, mercancía ni promociones.

La réplica de “La Casita” fue utilizada como pieza central en los 30 conciertos que Bad Bunny ofreció en el Coliseo de Puerto Rico, convirtiéndose en un ícono visual del tour No Me Quiero Ir de Aquí. Carrasco alega que firmó un documento digital sin saber leer ni escribir, y que no comprendió los alcances del acuerdo. Recibió $5,200 dólares, pero ahora exige una compensación de seis millones por enriquecimiento indebido y daños emocionales.

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Desde que la casa apareció en el cortometraje y en los conciertos, se ha transformado en una atracción turística improvisada. Fanáticos llegan a diario para tomarse fotos, lo que ha afectado la privacidad y tranquilidad del propietario. Además, denuncia que su vivienda ha sido utilizada en productos promocionales sin recibir beneficio alguno.

Hasta el momento, ni Bad Bunny ni las empresas involucradas —Rimas Entertainment, Move Concerts y A1 Productions— han emitido declaraciones públicas. Mientras tanto, el caso levanta preguntas sobre los límites entre arte, propiedad privada y consentimiento informado.

Redacción Tony Romero para DHH.