En una jugada que sacude el tablero político de Chile, Jeannette Jara, ministra del Trabajo y figura clave del oficialismo, ha decidido tomar distancia del Partido Comunista (PC), el mismo que la impulsó y respaldó durante años. A solo 52 días de las elecciones municipales y regionales, la candidata opta por una ruta propia, desmarcándose de la disciplina partidaria que ha caracterizado su trayectoria. Sorprendió al cambiar su postura sobre Cuba al declarar que la isla “claramente no es una democracia”.

09/25/2025. Este gesto no es menor. En un escenario donde las coaliciones se tambalean y los liderazgos se redefinen, Jara lanza un mensaje claro: no está dispuesta a ser encasillada. Su decisión de “soltar al PC” —como lo describe la prensa nacional— marca un punto de inflexión en su carrera y en la dinámica interna del oficialismo.
Jara señaló que “en torno a Cuba, la reflexión que he hecho es bien dolorosa para mí”. Ante la insistencia sobre sus dichos, la carta oficialista indicó: “Yo quería decir que era un sistema político distinto”. En una entrevista televisiva Jara retrucó: “Claramente no es una democracia, pero creo que tienen que resolver ellos, digamos, sus problemas”.
Jara volvió a cuestionar la situación política en Venezuela, en una crítica que la ha enfrentado públicamente a los dirigentes del Partido Comunista, en el que milita desde los 14 años.
«En Venezuela lo que hay es una dictadura y yo espero como presidenta de Chile impulsar claramente una transición democrática», aseguró.
Jara, de 51 años, fue ministra del Trabajo del gobierno del izquierdista Gabriel Boric y se metió en la pelea electoral tras ganar las primarias de la centroizquierda el 29 de junio.
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Fuentes cercanas al comando aseguran que la ministra busca ampliar su base de apoyo, apelando a sectores moderados y transversales que ven con recelo la rigidez ideológica del PC. Su estrategia parece apuntar a una candidatura más ciudadana, menos partidista, y con mayor capacidad de diálogo.
Mientras algunos en la izquierda interpretan este movimiento como una traición, otros lo ven como una señal de madurez política. Lo cierto es que Jara ha encendido el debate, y su desmarque podría reconfigurar alianzas, discursos y expectativas en la recta final hacia las urnas.
Redacción Albitrio Fabrepe sobre lectura de agencias
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