Élite millonaria, pueblo sin luz: el callejón sin salida de la economía en Cuba

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Redacción libre de DHH a partir de un reportaje realizado por Joseph J. Gonzalez sobre Cuba, para WLRN Public Media.

10/03/2025. La cúpula cubana observa cómo sus opciones se reducen drásticamente mientras la nación se enfrenta a apagones generalizados y una economía en contracción.

Por quinta vez en un año, toda Cuba quedó sumida en la oscuridad el 10 de septiembre de 2025, un apagón que duró cerca de 24 horas y que afectó incluso a servicios críticos de emergencia como los hospitales. La causa principal de esta interrupción es el envejecido sistema eléctrico de Cuba, difícil de mantener, sumado a la incapacidad del país para importar el petróleo necesario que mantenga las luces encendidas. Los líderes de la isla parecen estar comprometidos con un estado de desafío, aunque la evidencia actual sugiere que deberían estar menos optimistas.

Colapso económico y factores externos

Los prolongados cortes de energía son un síntoma de problemas económicos mayores. Desde 2020, el Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba se ha contraído en casi un 11%, y los economistas pronostican una nueva caída de entre el 1% y el 2% para 2025.

Varios factores externos contribuyen a esta espiral descendente:

  1. El embargo de EE. UU.: La persistencia del embargo estadounidense, vigente desde 1960, sigue obstruyendo el comercio y el turismo. Este «bloqueo», como lo denominan los cubanos, priva a la nación de al menos cientos de millones, si no miles de millones, de dólares en comercio anualmente, impactando fuertemente la agricultura y el turismo.
  2. Pérdida de subsidios: Venezuela, que durante la década de 2000 subsidió a Cuba con exportaciones de petróleo y pagos por servicios médicos, ya no tiene la capacidad de seguir haciéndolo. Se estima que el gobierno venezolano llegó a subsidiar la economía cubana hasta en 9 mil millones de dólares al año hasta 2016.
  3. Crisis turística: El turismo, históricamente el motor de la economía cubana, no ha logrado recuperarse plenamente desde la pandemia de COVID-19.

Además, la escasez persistente de energía ha provocado fuertes caídas en la producción industrial y agrícola del país.

La autodestrucción por gestión gubernamental

A pesar de los factores externos, gran parte de las dificultades económicas también son autoinfligidas por la gestión gubernamental. A diferencia de otras naciones nominalmente comunistas como China y Vietnam, los funcionarios en La Habana han restringido el desarrollo de la esfera privada para proteger a las empresas estatales.

Aunque se implementaron algunas reformas graduales tras la salida de Fidel Castro del poder en 2008—bajo el liderazgo de Raúl Castro—, permitiendo a los cubanos poseer tierras y viviendas, crear negocios y vender sus productos fijando sus propios precios (dentro de ciertos límites), el progreso se estancó.

La prosperidad que Cuba experimentó a mediados de la década de 2000 no se basó en el espíritu empresarial cubano, sino en los subsidios venezolanos. A pesar de las reformas, los emprendedores siguen maniatados por políticas estatales engorrosas y a menudo corruptas. Gran parte de los burócratas estatales ven la competencia del sector privado, especialmente en el turismo, como una amenaza a su poder y privilegios.

Como resultado, la mayoría de las empresas privadas son pequeñas y se dedican a servicios personales (como restaurantes o reparaciones). Si bien el sector privado ahora representa más ventas minoristas por volumen que las estatales, solo emplea aproximadamente la misma proporción de la fuerza laboral que en 2019, y representa solo alrededor del 15% del PIB de Cuba.

De manera preocupante, las empresas privadas más grandes que se permiten actualmente casi siempre están conectadas con amigos o familiares de la élite política, no con el cubano promedio.

Descontento popular y desigualdad

El gobierno comunista enfrenta una amenaza existencial al luchar por mantener el poder frente al descontento popular. Los cubanos, que gozan de un acceso generalizado a internet a pesar de los crecientes costos, están plenamente conscientes de cuán malas e inequitativas son las condiciones.

El contraste entre la retórica de la revolución y la realidad es abrumador:

  • El tan elogiado sistema médico está fallando, incapaz de proporcionar medicamentos, procedimientos o incluso electricidad.
  • El crimen va en aumento, y la inflación erosiona el valor del peso cubano semanalmente frente al dólar.
  • Los ciudadanos ven y escuchan de compatriotas bien conectados, con vínculos a empresas estatales, haciendo alarde de su riqueza.
  • Los cubanos saben que su ejército posee hasta 18 mil millones de dólares en el extranjero, cerca del 16% del PIB de Cuba en 2024.

Lo que experimentan a diario es la realidad de vivir sin electricidad, sin perspectivas visibles de mejora.

Opciones limitadas hacia adelante

Históricamente, Cuba ha sido rescatada de sus crisis por patrocinadores extranjeros dispuestos a subsidiar la revolución. Sin embargo, la posición estratégica de Rusia, las prioridades globales de China y las dificultades internas de Venezuela hacen que esto sea improbable en la actualidad. Además, la política estadounidense de «máxima presión» asegura que La Habana no tendrá un respiro de su vecino y antagonista de larga data.

Esto deja al gobierno cubano con pocas opciones:

  1. Restringir el acceso a internet: Aunque el estado podría intentarlo, internet es el motor vital del sector privado.
  2. Confiar en el aparato de seguridad: El gobierno podría depender de la lealtad de sus fuerzas de seguridad para intimidar y reprimir, pero dadas sus escasos recursos, no está claro si pueden permitirse este enfoque indefinidamente.
  3. Acelerar reformas genuinas: La opción más constructiva sería tomar medidas hacia una reforma profunda del sector privado, eliminando el desperdicio y la corrupción que definen al estado cubano. Esto implicaría permitir que todos los cubanos, no solo una élite conectada, compitan con las empresas estatales, y permitir un mayor grado de inversión extranjera.

Basándose en la historia, la probabilidad es que La Habana continúe confiando en su formidable aparato de seguridad para reprimir a sus ciudadanos, mientras implementa privatizaciones limitadas que no amenacen el poder y los privilegios de la élite política.

Redacción Albitrio Fabrepe para DHH sobre interpretación libre de reporte de wlrn.org

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