Este 2025 para Bolivia fue un año electoral que transcurrió entre convocatorias a comicios, campañas políticas, participación activa de la ciudadanía, pero también intentos de suspender el proceso

10/19/2025. Este domingo 19 de octubre quedará grabado en la historia de Bolivia como una jornada inédita porque es la primera vez que se elige a un presidente mediante un balotaje o una segunda vuelta, y es la culminación de los comicios más largos que le tocó administrar al Órgano Electoral en su conjunto. Técnicamente fueron diez meses de actividades programadas desde el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Los bolivianos elegirán entre los binomios de Rodrigo Paz y Edmand Lara, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), y Jorge Tuto Quiroga y Juan Pablo Velasco, de Alianza Libre, los más votados en las elecciones del 17 de agosto.
Este proceso no solo es histórico por la fecha y la modalidad, sino también porque llega a su fin la era del Movimiento Al Socialismo (MAS), esta organización de izquierda popular que queda fuera de las esferas más altas del poder político, y comienza un periodo constitucional que promete cambios estructurales en el Estado.
Pero más allá de esos cambios prometidos por los candidatos, el que salga electo este día, cargará sobre sus hombros la tarea titánica de hacer frente a la recesión y resolver una de las crisis más agudas de la economía por la falta de combustible y la ausencia de dólares, según expertos consultados por EL DEBER.
Un largo proceso electoral
Todo comenzó el 23 de enero de este año, cuando el TSE anunció que el 17 agosto serían las elecciones generales por un nuevo presidente, vicepresidente, senadores, diputados y asambleístas supraestatales.
No obstante, tras administrar en diciembre de 2024 unas elecciones judiciales parciales por orden del Tribunal Constitucional, era inevitable para los vocales no sentir temor ante una posible suspensión, más aún cuando la Asamblea no aprobó ni la mitad de los proyectos de ley que remitió el TSE, entre ellos el proyecto de ley de preclusión.
Para el vocal del TSE, Francisco Vargas, en este largo proceso electoral hubo al menos dos factores difíciles que les tocó enfrentar a los vocales. Uno de ellos fueron los intentos de algunos actores de suspender las elecciones con amenazas o acciones y recursos judiciales.
Pero eso no era todo. Vargas reveló que, los vocales también fueron blanco de amedrentamientos. “Hubo amenazas personales a los miembros del Tribunal Supremo Electoral y también medidas de hecho de algunos sectores que no estuvieron de acuerdo con algunas decisiones de este Tribunal”, aseguró Vargas a EL DEBER.
El temor de los vocales no estaba lejos de la realidad ya que apenas el TSE lanzó la convocatoria a las elecciones, el 4 de abril, empezó una ola de recursos judiciales, amparos y acciones populares contra las organizaciones políticas, los postulantes y contra el propio TSE.
Ninguna de estas acciones surtió efecto, tras el compromiso del Tribunal Supremo de Justicia y del Tribunal Constitucional de garantizar las elecciones hasta que este proceso concluya con la designación de un nuevo mandatario.
Otro factor de inestabilidad fue la exigencia del evismo de habilitar a Evo Morales como candidato. Con la consigna de que “sin Evo no hay elecciones”, emplearon una serie de medidas de presión desde marchas, bloqueos de carreteras y cercos a regiones, uno de los cuales desembocó en el cruel asesinato de cuatro policías y al menos tres civiles en Llallagua y Cochabamba.
Con todos esos factores en contra, la elección se realizó el 17 de agosto con ocho organizaciones políticas: Libre, PDC, Unidad, Alianza Popular, Súmate, MAS, Libertad y Progreso y Fuerza del Pueblo.
De ellas, los binomios del PDC y Libre, protagonizan este balotaje inédito.
Recupera credibilidad
El trabajo del Órgano Electoral muestra que está dando los primeros pasos para recuperar su institucionalidad, y esto se refleja en que la ciudadanía recuperó la confianza en el ente electoral, afirmó a EL DEBER el abogado constitucionalista, Carlos Börth.
“Este Tribunal goza de la confianza de la población y es con este bagaje que está administrando la segunda vuelta. Veo que es positivo lo que ha sucedido”, señaló Börth.
¿Y cuáles son esos aspectos positivos? Que el TSE haya vuelto a instaurar el debate entre candidatos y la implementación de Sistema de Resultados Preliminares (Sirepre) para conocer esa misma jornada al ganador.
El presidente del TSE, Óscar Hassenteufel, convocó a toda la población a que antes de ir a votar este domingo se informe.
“Las elecciones deben ser un instrumento de reconciliación, deben servir para encontrar mecanismos que permitan resolver los problemas y curar las heridas”, decía la autoridad.
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El gran desafío
El candidato que en Bolivia este domingo de balotaje gane la silla presidencial, asumirá con ese triunfo, el desafío más grande de su vida y será sacar a Bolivia de la profunda crisis económica reflejada en la recesión con la caída del Producto Interno Bruto de –2.4%.
Pero para asumir esta tarea, el nuevo presidente debe actuar con estrategia y ejecutar tres pasos, afirmó el experto en política y exsenador, Omar Aguilar.
“Primero, dar un mensaje a la nación para pedir una tregua social. El nuevo presidente necesita por lo menos un año de tregua social”, dijo Aguilar a EL DEBER.
Como punto dos, el nuevo presidente “tiene que nombrar como superministro a un experto en hidrocarburos, y al mejor profesional para que presida YPFB. Se tiene que garantizar recursos para la compra de combustible”, afirmó.
En el punto tres planteó que el nuevo presidente debe sellar un acuerdo con todos los empresarios productores para que estos se comprometan a duplicar su producción para abastecer el mercado interno.
Con información de eldeber.com.bo
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