Presidente electo de centroderecha busca reabrir lazos diplomáticos cortados desde 2008 y negociar combustible y divisas ante la escasez crítica.

10/29/2025. Rodrigo Paz, el presidente electo de Bolivia, ha aterrizado en Washington D.C. en lo que se considera una misión de alta prioridad que redefine el rumbo geopolítico y económico del país andino. El líder de centroderecha, quien asumirá el poder el 8 de noviembre, gestionará esta semana la reparación de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, rotas desde 2008, y buscará desesperadamente ayuda financiera de organismos internacionales de crédito para mitigar una aguda crisis económica.
Paz y su equipo económico, cuyos asesores clave José Luis Lupo y José Gabriel Espinoza viajaron anticipadamente, presentarán ante las instituciones de crédito un plan de estabilización económica y fiscal. El objetivo central es garantizar la provisión de dos elementos vitales que escasean en Bolivia: combustible y divisas. La escasez de dólares en el sistema financiero y el desabastecimiento interno de combustibles han sido identificados por Paz como los primeros focos de acción de su administración.
La urgencia de la búsqueda de dólares
El viaje de Paz se da en un contexto de alarma financiera. La inflación interanual superó el 23% a septiembre, mientras que el actual gobierno boliviano casi agotó sus reservas de dólares tratando de sostener una política de subsidios universales a los combustibles.
Para superar este atolladero, el presidente electo tiene prevista una agenda intensiva con la administración de Donald Trump y con la banca multilateral. Entre las entidades a visitar se encuentran el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la CAF y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
José Luis Lupo, uno de los asesores, confirmó que el plan es reunirse con «todos los organismos multilaterales de financiamiento y con la administración de los Estados Unidos». Además, Paz prevé encuentros específicos con los departamentos de Estado, del Tesoro y de Comercio estadounidenses.
El cierre del ciclo izquierdista y el visto bueno de Trump
Esta travesía marca el fin de una década y media de distanciamiento con Washington. En 2008, el entonces presidente izquierdista Evo Morales expulsó al embajador de Estados Unidos bajo la acusación de que el país norteamericano apoyaba un complot de la derecha para dividir a Bolivia. Desde entonces, las relaciones se han mantenido a nivel de encargados de negocios.
En contraste, la administración de Donald Trump «ve con buenos ojos» al gobierno de Paz. Incluso antes del viaje, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, sostuvo conversaciones con Paz para felicitarlo y reafirmar la disposición republicana a fortalecer la cooperación bilateral.
El alineamiento de Paz con Occidente se consolidó tras su anuncio de no invitar a su toma de mando a los mandatarios de Venezuela, Cuba y Nicaragua, países que Paz considera no democráticos. En respuesta directa, las naciones que integran la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) suspendieron la participación de la próxima administración de Paz en este bloque de izquierda.
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El compromiso del equipo: resultados y reconciliación
Los miembros del equipo que acompaña a Paz han enfatizado la seriedad de la misión. José Gabriel Espinoza, asesor económico, expresó en sus redes que están trabajando para «recuperar nuestra economía», señalando que «aquí no hay cuotas, sino compromiso con la Patria».
Espinoza hizo un llamado a dejar atrás la política que llevó al país a una «crisis política, social y económica,» y demandó «resultados, responsabilidad y reconciliación». Lupo respaldó este mensaje, reafirmando que viajan a Estados Unidos «haciendo equipo por Bolivia».
Redacción Albitrio Fabrepe para DHH.
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