Con una diferencia mínima de votos entre Nasry Asfura y Salvador Nasralla, el eventual empate técnico coloca a Honduras ante uno de los escenarios más delicados de su historia electoral y activa mecanismos legales pocas veces explorados.

12/01/2025. Honduras despertó con una pregunta que no suele hacerse en elecciones presidenciales: ¿qué pasa si nadie logra una ventaja clara? Con apenas 515 votos de diferencia y más de la mitad de las actas contabilizadas, el escenario de empate técnico entre Nasry Asfura y Salvador Nasralla dejó de ser una teoría estadística y se convirtió en una posibilidad real que mantiene al país en suspenso.
El término circula con fuerza en redes sociales, debates políticos y análisis electorales. Pero entender qué significa un empate técnico, qué dice la ley y qué podría ocurrir después es clave para no perderse en la incertidumbre.
Empate técnico: cuando la diferencia no alcanza para cantar victoria
En el lenguaje electoral, el empate técnico describe una diferencia tan pequeña que no permite establecer una ventaja concluyente.
Sin embargo, como advierten los expertos, este concepto no existe en la ley hondureña.
Según las cifras preliminares, Nasry Asfura y Salvador Nasralla están separados por apenas décimas porcentuales.
Para el analista electoral Denis Gómez, esta cercanía explica por qué se habla de empate técnico, aunque jurídicamente el sistema funcione bajo otra lógica: gana quien tenga un voto más.
La Constitución es clara. El artículo 236 establece que la Presidencia se define por mayoría simple, es decir, quien obtenga más votos válidos, aunque la diferencia sea mínima.
Lo que sí reconoce la ley: el empate legal
el analista político, Kenneth Madrid lo plantea con precisión: el empate técnico es un término estadístico, no jurídico.
«Lo que sí contempla la Ley Electoral es el empate legal, cuando dos candidatos obtienen exactamente la misma cantidad de votos válidos», señala.
En ese escenario, entra en acción el Consejo Nacional Electoral (CNE), que debe aplicar un procedimiento estricto y obligatorio. No se trata de interpretación política, sino de una ruta legal definida.
Primer paso: recuento total voto por voto
Si el CNE determina que hay un empate legal, la ley ordena un recuento total mediante escrutinio especial.
Esto implica abrir maletas, verificar actas y contar cada voto de forma manual para confirmar los resultados.
Madrid explica que este proceso busca eliminar cualquier duda sobre errores humanos, inconsistencias o fallas en la transmisión de datos.
«En un escenario de empate técnico, este punto se vuelve crucial porque cada voto adquiere un peso decisivo», explica.
¿Y si el empate persiste?
Si tras el recuento especial la paridad se mantiene, la Ley Electoral no deja espacio a interpretaciones. El artículo 204 establece que el CNE debe ordenar repetir la elección.
La nueva votación tendría características muy específicas:
- Se realizaría dentro de 20 días calendario.
- Participarían únicamente los candidatos empatados.
- Quedarían fuera quienes no alcanzaron esa paridad.
No sería una elección general nueva, sino un proceso excepcional para definir un resultado que no pudo resolverse por la vía ordinaria.
Un sistema bajo presión
Más allá de la letra de la ley, Denis Gómez advierte que escenarios tan ajustados revelan tensiones estructurales.
#Habla de una evaluación de integridad electoral, entendida como la capacidad administrativa del sistema para manejar resultados estrechos sin perder legitimidad ni credibilidad», refiere.
El analista señala que la coexistencia de distintos sistemas de transmisión, incluidos mecanismos paralelos mejor organizados que el oficial, alimenta la desconfianza y expone debilidades que el país deberá revisar a futuro.
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Un espejo para el sistema político
El empate técnico no solo refleja una elección reñida; también expone una democracia fragmentada, donde ningún proyecto político logra imponerse por amplio margen y donde las negociaciones posteriores se vuelven inevitables.
Como recuerda Gómez, nadie gana solo en Honduras. Las alianzas, la forma en que se eligen los diputados y el peso de los partidos minoritarios influyen en lo que ocurre después de la noche electoral.
Si la diferencia se mantiene mínima, Honduras no solo decidirá entre dos candidatos, sino entre la fortaleza o fragilidad de su sistema electoral.
El empate técnico pone a prueba la ley, al CNE y la paciencia de una ciudadanía que espera certeza en medio de la incertidumbre.
Lo que ocurra en las próximas horas no solo definirá un ganador, sino la confianza en cómo se elige el poder.
Con información de tunota.com
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