El pulso diplomático entre Colombia y Estados Unidos ha alcanzado un punto de no retorno. La escalada verbal entre los presidentes Donald Trump y Gustavo Petro ha llegado al nivel de «insinuaciones bélicas», luego de que Trump amenazara directamente a la nación andina con ataques por tierra en nombre de la lucha contra el narcotráfico.
12/03/2025.
El ultimátum de la Casa Blanca
El presidente Donald Trump elevó la tensión tras clausurar su encuentro de Gabinete de 2025, al declarar que cualquier país que produzca y venda droga en suelo estadounidense está «expuesto a ataques». Trump mencionó específicamente a Colombia, el principal productor mundial de cocaína, señalando que posee «plantas de fabricación de cocaína».
La amenaza se concretó al anunciar una nueva fase en la «guerra contra las drogas recargada». Tras el cese de los ataques militares marítimos de la Operación Lanza del Sur —una ofensiva que dejó unas 80 personas asesinadas en el Caribe y el Pacífico—, el Gobierno de Trump indicó que las acciones ahora serán terrestres: «Empezaremos con los ataques por tierra. Acabaremos con esos hijos de perra». Esta retórica de intervencionismo se ha extendido incluso a democracias como la colombiana.
Petro responde: «atacar nuestra soberanía es declarar guerra»
La reacción del presidente colombiano fue inmediata y contundente, advirtiendo que amenazar la soberanía nacional es sinónimo de declarar la guerra. A través de X, Petro pidió a Trump no dañar «dos siglos de relaciones diplomáticas», añadiendo una advertencia de alto calibre: “No amenace nuestra soberanía, porque despertará el jaguar”.
Esta confrontación marca un nuevo punto de alta tensión en una relación bilateral ya deteriorada. El mandatario colombiano, orgulloso de ser el primer presidente de izquierda elegido por sus compatriotas, considera la postura de Trump una «afrenta de marca mayor».
Anteriormente, Petro había prometido que, frente a las medidas punitivas de Washington, no iba a conceder sino a exigir, pues consideraba que Colombia «ya concedió todo». Afirmó contar con «palabras, multitudes y pueblo dispuestos a luchar» en respuesta a las presiones estadounidenses.
La historia de choques prácticos
El choque verbal actual es la cúspide de una serie de incidentes que han pasado de la retórica a medidas concretas por parte de la Casa Blanca:
- Descertificación histórica: En septiembre, el Gobierno de Estados Unidos negó a Colombia la certificación en la lucha antidrogas por primera vez en tres décadas, criticando directamente el liderazgo de Petro: «El incumplimiento de Colombia de sus obligaciones […] se debe exclusivamente a su liderazgo político».
- Revocación de la visa: Apenas 11 días después de la descertificación, EE. UU. revocó la visa de Petro. Esta acción siguió a un mitin callejero en Nueva York, donde el colombiano pidió a los soldados norteamericanos desobedecer cualquier orden de Trump de atacar a los palestinos.
- Fin de ayudas y aranceles: A mediados de octubre, Trump, quien ha señalado a Petro de ser un “líder del narcotráfico que fomenta la producción masiva de drogas”, anunció el fin de los pagos y ayudas a Colombia, resucitando el fantasma de nuevos aranceles.
Otros roces han incluido un conato de choque diplomático por una foto mostrada en la Casa Blanca con una imagen de Petro en un uniforme penitenciario.
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La asimetría del riesgo
Aunque el lenguaje ha alcanzado un nivel de «insinuaciones bélicas», nada hace prever que la amenaza de ataque se trate de una «consideración real». La colaboración entre las fuerzas armadas y policiales se mantiene por décadas a niveles operativos y técnicos, y Estados Unidos se beneficia de la lucha colombiana, siendo además el principal socio comercial del país.
El verdadero peligro radica en la asimetría de poder. Mientras ambos mandatarios refuerzan sus discursos al criticarse mutuamente, Petro, al «torear a un Trump» que ha demostrado no temer a tomar decisiones, aumenta el riesgo de que el presidente estadounidense implemente más medidas concretas que golpeen económicamente o políticamente a Colombia. Trump, en comparación, ve a Petro de manera marginal.
Redacción Albitrio Fabrepe para DHH.
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