Más ventas de pizza de lo normal cerca del Pentágono despierta especulación ante escalada con Venezuela

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En Washington, donde cada gesto puede interpretarse como un mensaje cifrado, un detalle tan trivial como el aumento repentino de pedidos de pizza cerca del Pentágono ha desatado una ola de especulaciones. Lo que para cualquier ciudad sería una simple noche de antojos, en la capital estadounidense se ha convertido en un presunto indicador de movimientos estratégicos en medio de la creciente tensión con Venezuela.

12/22/2025. La teoría —que ya circula entre analistas, curiosos y redes sociales— sostiene que cuando las luces del Pentágono se quedan encendidas más de lo habitual y los repartidores comienzan a entrar y salir sin descanso, algo se está cocinando… y no precisamente en las pizzerías. Según esta interpretación popular, un aumento en los pedidos nocturnos de comida rápida suele coincidir con reuniones de emergencia, sesiones de planificación militar o decisiones de alto nivel que requieren al personal trabajando hasta la madrugada.

En los últimos días, varios negocios de comida rápida en las inmediaciones reportaron un volumen “inusualmente alto” de órdenes, lo que avivó la narrativa de que el Departamento de Defensa podría estar evaluando escenarios ante la escalada diplomática con Caracas. Aunque no existe confirmación oficial —ni la habrá—, la llamada “teoría de la pizza” ha vuelto a tomar fuerza como un termómetro informal del nerviosismo en los pasillos del poder.

Para algunos, es solo una coincidencia. Para otros, es un patrón que se repite cada vez que Washington se prepara para decisiones delicadas. Lo cierto es que, en una ciudad donde hasta el tráfico puede interpretarse como un mensaje, el queso derretido y las cajas de cartón se han convertido en un inesperado indicador geopolítico.

La cuenta verificada Pentagon Pizza Report monitorea en tiempo real el flujo de clientes en establecimientos cercanos al Departamento de Defensa.

En una publicación realizada a las 3:42 de la tarde, hora del Este, la cuenta reportó que la pizzería más cercana al Pentágono registraba tráfico alto, mientras que dos sucursales de Papa John´s en la zona mostraban niveles de actividad por encima del promedio. En contraste, un bar cercano presentaba una afluencia inferior a lo habitual.

La fascinación por esta teoría no es nueva. Desde la Guerra Fría, observadores externos han intentado descifrar el pulso del poder estadounidense a través de señales mínimas: luces encendidas en edificios federales, movimientos de vehículos oficiales o incluso el humo de las cafeterías del Capitolio. La pizza, por su carácter cotidiano y su presencia constante en las oficinas de Washington, se ha convertido en un símbolo perfecto para estas lecturas informales.

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Además, la viralización del fenómeno ha sido amplificada por plataformas digitales donde usuarios monitorean en tiempo real la actividad de repartidores en zonas sensibles. Mapas de calor, capturas de aplicaciones de delivery y testimonios de empleados se han mezclado con análisis improvisados que buscan conectar cada pedido con un posible movimiento militar. Aunque muchas de estas interpretaciones rozan lo conspirativo, muestran cómo la ciudadanía intenta comprender un escenario internacional cada vez más tenso.

Mientras tanto, las pizzerías cercanas al Pentágono han preferido mantener silencio. Algunas fuentes internas, bajo anonimato, admiten que los picos de pedidos suelen coincidir con “noches largas” en los edificios gubernamentales, pero evitan vincularlos con decisiones estratégicas. En un clima donde cualquier palabra puede desatar titulares, incluso los repartidores parecen formar parte involuntaria del tablero geopolítico.

Redacción Elena Calzadilla para DHH.

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