ONU bajo tensión: bloqueo y narcoterrorismo profundizan la crisis en el Caribe

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El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) fue el escenario de una reunión de emergencia que expuso la profunda y creciente división diplomática y militar entre Estados Unidos y Venezuela, donde las acusaciones de narcoterrorismo, piratería y planes de anexión chocaron frontalmente.

12/23/2025. La sesión se convocó a solicitud de Caracas, respaldada por países como Rusia y China, en medio de una escalada de tensiones militares y económicas en el Caribe meridional.

Washington acusa y amenaza con «todo el poder»

El embajador estadounidense ante la ONU, Mike Waltz, reiteró que Washington no reconoce a Nicolás Maduro ni a sus seguidores como gobierno legítimo de Venezuela. Waltz calificó a Maduro como «un fugitivo de la justicia estadounidense» y lo acusó de ser el «jefe de la organización terrorista extranjera conocida como Cartel de los Soles«.

Estados Unidos defendió sus acciones militares en el Caribe, las cuales incluyen el despliegue de operaciones y ataques a embarcaciones que, según el subsecretario general Jet Giari, han dejado 105 personas muertas desde septiembre. El diplomático estadounidense afirmó que la mayor amenaza al hemisferio proviene de la delincuencia transnacional y los grupos terroristas, señalando que Venezuela es la principal ruta del narcotráfico.

La Administración de Donald Trump advirtió que utilizará «todo el poder y la fuerza de Estados Unidos» para enfrentar y erradicar los carteles de la droga que operan impunemente. Además, Waltz prometió que Estados Unidos impondrá y hará cumplir las sanciones «al máximo» para privar a Maduro de los recursos utilizados para financiar al Cartel de los Soles y al Tren de Aragua. Estas sanciones se centran en las ganancias de la venta de petróleo, ya que los petroleros sancionados representan el principal sustento económico del régimen ilegítimo, según la delegación de EE.UU.

Venezuela denuncia extorsión, piratería y anexión

En respuesta, el representante permanente de Venezuela, Samuel Moncada, denunció que su país es víctima de «la mayor extorsión conocida en nuestra historia» y de un «gigantesco crimen de agresión en desarrollo». Moncada afirmó que el presidente Trump exigió la entrega inmediata de tierras, petróleo y minerales el 16 de diciembre, bajo amenaza de desatar la «furia de la mayor armada de la historia».

Venezuela sostiene que estas acciones no tienen como objetivo combatir el narcotráfico, sino apoderarse de los recursos venezolanos, incluyendo el río Orinoco, el lago de Maracaibo y la isla de Margarita. Moncada advirtió que la agresión es «continental» y que Venezuela es «el primer objetivo de un plan mayor» de Estados Unidos para imponer la Doctrina Monroe en el siglo XXI, agravada por el «corolario Trump».

El representante venezolano calificó el anuncio del bloqueo total de buques petroleros como un «acto de agresión» que viola el derecho internacional. También denunció que las fuerzas militares estadounidenses han cometido más de 29 ataques en el Caribe y el Pacífico, resultando en más de 101 víctimas civiles no combatientes, catalogando estos hechos como «ejecuciones extrajudiciales».

La comunidad internacional aboga por el derecho y la moderación

La mayoría de los países presentes en el Consejo de Seguridad, incluyendo miembros y delegaciones regionales como México, Brasil, Chile y Pakistán, expresaron profunda preocupación por la escalada militar y la amenaza a la paz regional. Hubo un consenso general en la necesidad de que todas las partes respeten el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas.

Países como Rusia y China condenaron firmemente el bloqueo impuesto por EE. UU., considerándolo un acto de agresión que viola la soberanía. Ambos países acusaron a Washington de utilizar el pretexto del terrorismo y el narcotráfico para inmiscuirse en los asuntos de un estado independiente y buscar acaparar sus recursos naturales.

A pesar de las condenas de los aliados de Venezuela, otros países como Panamá y Argentina, si bien instaron al respeto de la soberanía, también condenaron al régimen de Maduro por violaciones de derechos humanos, la crisis política, y el apoyo a la delincuencia transnacional. Argentina y Panamá incluso afirmaron que el candidato de la oposición, Edmundo González Urrutia, fue el vencedor en las últimas elecciones venezolanas.

ONU: los Estados miembros deben distender las tensiones

Ante la militarización del Caribe, el Secretario General de la ONU reafirmó que los Estados miembros deben ejercer moderación, distender las tensiones y respetar la Carta, ofreciendo sus «buenos oficios» si ambas partes lo solicitan para lograr una solución diplomática.

La reunión de emergencia del Consejo de Seguridad subraya un punto de inflexión crítico en la tensión entre Estados Unidos y Venezuela, caracterizado por el abandono percibido de los cauces diplomáticos a favor de medidas coercitivas extremas.

La estrategia estadounidense de imponer «sanciones al máximo» y ejecutar un bloqueo naval de facto contra los petroleros probablemente agravará aún más la ya calamitosa crisis humanitaria en Venezuela, limitando la capacidad fiscal del gobierno para proveer servicios básicos y afectando desproporcionadamente a la población vulnerable. La Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ya ha solicitado una reevaluación y levantamiento de las sanciones por su impacto negativo.

Desde una perspectiva de derecho internacional, la situación presenta un riesgo de erosión sistémica. La insistencia de EE.UU. en justificar sus ataques marítimos contra civiles no combatientes en aguas internacionales bajo el concepto de «conflicto armado no internacional» o invocando el Artículo 51 (legítima defensa), contraviene las normas de derechos humanos que rigen el uso de la fuerza letal fuera de situaciones de conflicto armado. Si el uso unilateral de la fuerza contra la delincuencia transnacional y la piratería marítima se realiza sin apego a la CONVEMAR o al derecho internacional, tal como denuncian varios estados, se sientan precedentes peligrosos para la seguridad y la libertad de navegación global.

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El futuro inmediato está marcado por una alta probabilidad de escalada militar si ambas partes mantienen sus posturas inflexibles. La presencia militar intensificada de EE.UU. en el Caribe y las incursiones aéreas no notificadas crean un entorno propenso a errores de cálculo o incidentes diseñados para provocar un choque directo. Venezuela ha dejado claro que la defensa de su soberanía es una prioridad, y la Armada venezolana ya ha estado escoltando buques petroleros, elevando el riesgo de confrontación directa.

Finalmente, el debate geopolítico se ha enmarcado en la reactivación de la Doctrina Monroe versus la defensa de la soberanía y el derecho de los pueblos a disponer de sus recursos naturales. Esta dinámica no solo afecta la estabilidad regional, sino que pone a prueba la capacidad del Consejo de Seguridad para actuar como garante de la paz internacional frente al veto y la influencia de una potencia miembro permanente. La solución, según el consenso internacional, solo puede venir del diálogo y la diplomacia, pero las acciones de coerción económica y militar actuales apuntan a la confrontación.

Redacción Albitrio Fabrepe para DHH.

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