El petróleo de PEMEX acelera la crisis entre México, Cuba y EE.UU.

México ha vuelto a colocar sus fichas en el tablero caribeño, desafiando las advertencias que llegan desde Washington. Mientras la delegación mexicana en la ONU abogaba por una solución pacífica a la crisis entre Estados Unidos y Venezuela, dos buques con bandera de Liberia zarpaban silenciosamente desde la terminal de Pajaritos, en Veracruz, cargados con 80,000 barriles de petróleo destinados a Cuba.

12/28/2025. Este envío, operado por Petróleos Mexicanos (Pemex), no es un hecho aislado, sino el capítulo más reciente de una estrategia que la presidenta Claudia Sheinbaum define como «ayuda humanitaria». Para el gobierno mexicano, el suministro es una respuesta histórica y legal ante el bloqueo económico que asfixia a la isla, una tradición de solidaridad que Sheinbaum rastrea incluso hasta la administración de Salinas de Gortari. Sin embargo, lo que para la Ciudad de México es un gesto de soberanía, para Estados Unidos representa un respaldo directo a regímenes dictatoriales en un momento de máxima tensión regional.

La tormenta interna: Opacidad y deuda Dentro de las fronteras mexicanas, la maniobra ha servido de munición para la oposición. Mientras Pemex ostenta el título de la petrolera más endeudada del mundo y la producción nacional languidece en niveles de 2018 (1.3 millones de barriles diarios), el envío de combustible gratuito o a bajo costo es visto como un insulto por sectores del PAN. La crítica es punzante: se cuestiona por qué se «regala» gasolina a Cuba mientras los mexicanos enfrentan «gasolinazos» y una economía interna apretada. A esto se suma la «nebulosa» informativa sobre el costo real de estos cargamentos, una opacidad que la actual administración se ha comprometido a esclarecer.

El factor TMEC: Un riesgo para 2026 La onda expansiva de estos buques petroleros llega hasta el Capitolio. Congresistas republicanos, como María Elvira Salazar y Carlos Giménez, han lanzado advertencias claras: «la historia está mirando». La preocupación no es solo retórica; se ha sugerido formalmente que esta cooperación energética podría interpretarse como una violación al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC). Con la revisión del acuerdo prevista para 2026, el petróleo enviado a La Habana podría convertirse en la moneda de cambio —o el obstáculo insalvable— en las negociaciones comerciales con el socio más cercano de México.

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Un salvavidas para una red eléctrica al borde del colapso Para Cuba, estos 80,000 barriles son mucho más que un símbolo político; son una necesidad crítica para evitar el colapso total de su sistema eléctrico. Tras el paso del huracán Rafael y ante la disminución de suministros de otros aliados como Venezuela, la isla depende de la infraestructura estratégica de Veracruz para mantener sus termoeléctricas en funcionamiento y mitigar los apagones prolongados que sufre su población.

Esta dinámica de suministro constante refleja un compromiso que trasciende lo económico, convirtiéndose en un factor de peso en las negociaciones diplomáticas de la región.

Redacción DHH sobre lectura de agencias.