Tomamos este análisis cortesia del prestigioso medio www.medium.com que explica con mayor profundidad nuestra nota de ayer, donde claramente explicabamos también las miserias humanas que demostraron los gobernadores de Texas y Florida al tomar esa actitud, nada mas y nada menos celebrando de arranque el mes de la herencia hispana en los Estados Unidos.

Gobernadores republicanos de Texas y Florida abandonan refugiados en ciudades dejándolos a la deriva. ¿Cómo responden los demócratas? ¿Quién ganará este episodio político?

«¡Había hombres, mujeres y NIÑOS! No habían comido nada desde las 6:00 am. ¿Qué tipo de individuo depravado carga a 50 personas en un avión y las arroja a un lugar extraño sin siquiera notificar a nadie que vienen? ¿Estos son ‘líderes’? ¿Estos son ‘cristianos’? Te diré qué es esto. Es un truco político repugnante, a expensas de que los seres humanos solo quieran trabajar y mantener a sus familias. ¿Pero sabes qué? En esta isla, los tratamos con dignidad, los alimentamos, les dimos atención médica y les daremos un lugar cálido y seguro para dormir… Porque en Martha’s Vineyard, no le daremos la espalda a las personas necesitadas que están siendo abusadas por gobernadores republicanos extremistas por algún bocado de sonido barato en Fox News».

Ese es un escrito de un residente de Marthas Vineyard en respuesta a la decisión de los gobernadores de Florida y Texas de volar a un grupo de venezolanos que están en los Estados Unidos esperando legalmente decisiones sobre sus solicitudes de asilo. Se ha vuelto viral, y por una buena razón. Una cosa es que los políticos no estén de acuerdo sobre la política de inmigración de Estados Unidos. Otra cosa es jugar sádicamente con la vida de las personas.

Por supuesto, para los republicanos como el gobernador Ron DeSantis y el gobernador Greg Abbott, la crueldad es el punto. Demostrar dominio es parte de su atractivo político. Pero su nueva táctica de enviar refugiados de América Latina y América del Sur a objetivos del norte como la Terminal de la Autoridad Portuaria de la ciudad de Nueva York y la Union Station de Chicago, que han visto llegar a cientos de personas en las últimas semanas, y ahora este golpe en Martha’s Vineyard, podría ser contraproducente. Esto se debe a que la abrumadora mayoría de los estadounidenses no apoyan la crueldad. De la misma manera que la política deliberada de separación familiar de Donald Trump desencadenó una contra-respuesta masiva, incluso de muchos republicanos de larga data como George y Laura Bush, la intimidación de DeSantis y Abbott está ofreciendo al resto de nosotros la oportunidad de mostrar el Estados Unidos que realmente queremos.

Por supuesto, validar y azuzar el odio hacia las personas de piel oscura, ya sean inmigrantes o nativos de esta tierra, no es nada nuevo. En las décadas de 1950 y 1960, una de las formas en que los blancos del sur trataron de contrarrestar el creciente movimiento de derechos civiles fue dando a los negros boletos de autobús de ida a las ciudades del norte. Los Consejos de Ciudadanos Blancos, una red abiertamente racista que tenía objetivos similares pero medios menos violentos que el Ku Klux Klan, llamaron a esto sus «Paseos por la Libertad Inversa», con la esperanza de cambiar las tornas sobre los liberales en el norte. No funcionó. Muchos más estadounidenses se presentaron para apoyar el movimiento de libertad, que finalmente culminó en una legislación nacional de derechos civiles destinada a poner fin a la segregación.

Esa lucha nunca terminó. Hoy estamos viviendo otra ola del tipo de política de reacción racista que surgió a fines de las décadas de 1960 y 1970. Ahora viene envuelto en un lenguaje diferente, pero el mensaje subyacente es el mismo. La directora de comunicaciones de DeSantis, Taryn Fenske, trató de justificar los vuelos de Martha’s Vineyard de esta forma: «Estados como Massachusetts, Nueva York y California facilitarán mejor el cuidado de estas personas a las que han invitado a nuestro país al incentivar la inmigración ilegal a través de su designación como ‘estados santuario’ y el apoyo a las políticas de frontera abierta de la administración Biden». ¿Escuchas los silbidos de los perros?

Cuando los actores políticos usan el racismo para organizar su base de poder, nos presenta a aquellos de nosotros que queremos terminar con el racismo con una pregunta clara: ¿de qué lado estás?

Me impresionó ver a la Biblioteca John F. Kennedy meterse en la controversia de Martha’s Vineyard hoy al publicar documentos de sus archivos sobre los años de derechos civiles que muestran cómo el Consejo de Ciudadanos Blancos de Louisiana transportó a familias negras hasta Newark en un intento deliberado de cambiar la mesa de la Administración Kennedy por haber enviado alguaciles federales para proteger a James Meredith en su esfuerzo por eliminar la segregación en la Universidad de Mississippi. La biblioteca compartía un cable que el presidente Kennedy recibió del alcalde de Fall River (que no está lejos de Martha’s Vineyard) denunciando a los segregacionistas por su comportamiento «cruel y despiadado» y declarando que «Massachusetts siempre ha sido un refugio para los oprimidos».

Hoy, el senador estatal de Massachusetts Julian Cyr, quien representa al área, hizo el mismo punto. «Al igual que la libertad inversa cabalga en la década de 1960, este esfuerzo es una artimaña cruel que está manipulando a las familias que buscan una vida mejor», dijo el senador Cyr al Vineyard Gazette. «Nadie debería capitalizar las difíciles circunstancias en las que se encuentran estas familias y contorsionar eso para los propósitos de un momento».

Mientras tanto, en Martha’s Vineyard, los estudiantes de secundaria que toman AP Spanish han sido convocados para ayudar con la traducción y la iglesia local se ha visto tan abrumada con donaciones de alimentos y ofertas de ayuda que ha corrido la voz de que actualmente no necesita más. En la Terminal de Autobuses de la Autoridad Portuaria de Nueva York, junto con los trabajadores de la ciudad hay voluntarios con grupos de ayuda como Masbia, una despensa de alimentos kosher, que aparecen a diario, entregando cientos de pares de zapatos a los recién llegados en una mesa con un modelo de tres pies de la Estatua de la Libertad saludándolos. Estos socorristas, muchos de los cuales son inmigrantes o descendientes de inmigrantes, están demostrando que la América que DeSantis y Abbott quieren crear no es su América, sino una mejor.