Ecuador: la coca y los capos van ganando la batalla del terrorismo
Un convoy militar de más de 100 soldados y policías armados con fusiles y ametralladoras ha irrumpido en una de las «zonas calientes» de Esmeraldas, ciudad costera en el norte de Ecuador, en busca de un pandillero sospechoso de fomentar la violencia en la región.
El operativo, considerado como una de las medidas tomadas por las autoridades para combatir la violencia que azota al país, tuvo lugar en un barrio empobrecido de la capital de la provincia homónima, que hace frontera con Colombia.
Los uniformados, vestidos con chalecos antibalas, recorrieron calles estrechas bajo la mirada desconfiada de los habitantes. Algunos miembros de la fuerza pública apuntaron hacia las casas, mientras que otros golpearon con un cilindro pesado una puerta de zinc hasta derribarla. El objetivo era encontrar armas en posesión de los pandilleros, que son acusados por las autoridades de trabajar para los carteles del narcotráfico.
El sospechoso, miembro presuntamente de los Tiguerones, una de las bandas más temidas del país, fue finalmente acorralado y esposado. El coronel de la policía Julio César Vásquez explicó que los pandilleros se esconden «entre el tumulto de la gente normal», sin relaciones con la delincuencia.
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Esmeraldas, una ciudad de unos 200.000 habitantes, lleva casi dos meses en estado de excepción debido a los «actos terroristas» que patrocinan los traficantes de cocaína, según declaraciones del ministro del Interior, Juan Zapata. La ciudad es considerada por las autoridades como un fortín del crimen. El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, decretó la emergencia en esta provincia clave por su cercanía con Colombia el 3 de marzo, para poner freno a la violencia.
El mandatario extendió el régimen especial el 1 de abril a otras regiones conflictivas y permitió el uso de armas para defensa personal. Sin embargo, la situación en la ciudad no ha mejorado. El 11 de abril, una treintena de pistoleros mataron a nueve pescadores. De acuerdo con la policía, el número de homicidios se incrementó en un 7% en lo corrido de 2023, con relación al mismo periodo del año pasado. En todo el país, la tasa de homicidios casi se duplicó entre 2021 y 2022, pasando de 14 a 25 por cada 100.000 habitantes, según las autoridades.
Pese a la cantidad de militares desplegados por orden presidencial, en el puerto reina el miedo. Las tiendas están cerradas con candados y algunos hoteles y grandes comercios están en venta. Los vecinos se quejan de la inseguridad y de las extorsiones por parte de las bandas, y afirman que no hay garantías para seguir trabajando en la zona.
Redacción DHH con información de EUROPA PRESS
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