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Centroamerica

Nicaragua: Ortega juega a la apatridia con los 222 presos políticos

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El derecho internacional define a los apátridas como «una persona que no es considerada como nacional suyo por ningún Estado conforme a su legislación». De forma más sencilla, esto quiere decir que una persona apátrida no tiene la nacionalidad de ningún país. Algunas personas ya nacen en una situación de apatridia, mientras que otras se convierten en apátridas.

Foto cortesia divergentes.com

Redaccion dehablahispana con informacion de ACNUR y divergentes.com

Hay personas apátridas en todas las regiones del mundo. La mayoría de ellas han nacido en los países en los que llevan viviendo durante toda su vida.

La apatridia a menudo impacta de forma grave y de por vida a los afectados. Los millones de personas a las que se les niega una nacionalidad en todo el mundo luchan por los mismos derechos fundamentales que la mayoría de nosotros damos por sentado. Con frecuencia, se ven excluidas desde el principio hasta el final de sus vidas, ya que se les deniega una identidad legal al nacer, el acceso a la educación, a atención médica, al matrimonio o a oportunidades laborales durante toda su vida, e incluso la dignidad de recibir un entierro oficial y que se emita un certificado de defunción cuando fallecen. En muchos casos transmiten la apatridia a sus hijos, que a su vez la transmiten a las siguientes generaciones.

¿Cuáles son las causas de la apatridia?

Normalmente, las personas adquieren su nacionalidad de forma automática al nacer, ya sea a través de sus progenitores o del Estado en el que nacen. Sin embargo, uno o varios de estos factores pueden llevar a la apatridia:

– Una causa importante de la apatridia es la discriminación por raza, etnia, religión, idioma o género. La exclusión de grupos específicos del conjunto de la ciudadanía por motivos discriminatorios se vincula con la existencia de la apatridia prolongada y a gran escala en el país de nacimiento. Los Estados también pueden privar a sus ciudadanos de su nacionalidad a partir de modificaciones en la legislación elaboradas con un criterio discriminatorio que pueden convertir a poblaciones enteras en apátridas. De hecho, la mayoría de las poblaciones apátridas conocidas en el mundo pertenecen a minorías. La discriminación por género en las leyes de nacionalidad es uno de las principales causas de la apatridia infantil. En 25 países, la legislación no permite a las mujeres transmitir su nacionalidad en igualdad de condiciones con los hombres. Por este motivo muchos niños y niñas pueden convertirse en apátridas si su padre también lo es, o en el caso de que se desconozca quién es el padre, o que éste desaparezca o fallezca.

Puedes leer: Destierro y muerte civil a presos políticos nicaragüenses enviados a EEUU

– Las lagunas en la legislación en materia de nacionalidad también tienen una importante incidencia en la apatridia. Todos los países cuentan con leyes que establecen las circunstancias en las que una persona adquiere su nacionalidad o puede serle revocada. Si esta legislación es redactada de forma cuidadosa y no se aplica correctamente, algunas personas podrían quedar excluidas y convertirse en apátridas. Este puede ser el caso de los niños o niñas de los que se desconoce quiénes son sus padres y que se encuentran en un país en el que la nacionalidad se adquiere por ser descendiente de una persona nacional de ese Estado. Afortunadamente, la mayoría de las leyes de nacionalidad les reconocen como nacionales del Estado en el que se encuentran.

– Cuando las personas se desplazan de los países en los que nacieron, el conflicto entre las distintas leyes de nacionalidad puede crear un riesgo de apatridia. Por ejemplo, un niño o niña nacido en un país extranjero estaría en riesgo de ser apátrida si ese Estado no contempla la concesión de la nacionalidad por haber nacido en el país y si el país de origen no permite a los padres transmitir su nacionalidad a los nacidos en el extranjero.

– Otra causa determinante es la aparición de nuevos Estados y las modificaciones de fronteras. En numerosas ocasiones existen grupos específicos que podrían quedarse sin su nacionalidad. Incluso en los casos en los que los países nuevos contemplen que todos puedan obtener su nacionalidad, las minorías étnicas, raciales y religiosas muchas veces encuentran dificultades a la hora de demostrar su vínculo con el país. En aquellos países en los que la nacionalidad se adquiere al ser descendiente de una persona nacional de ese Estado, la apatridia pasará a la siguiente generación.

Legislacion en Nicaragua

la Ley N° 149, Ley de Nacionalidad explica que los y las nicaragüenses son nacionales o nacionalizados. En el caso de los nacionales son todos aquellos nacidos en territorio nacional, los hijos de padre o madre nicaragüenses, los nacidos en el extranjero de padre o madre que originalmente fueron nicaragüenses, siempre y cuando lo soliciten después de alcanzar la mayoría de edad o emancipación. De igual manera, los infantes de padres desconocidos encontrados en territorio nicaragüense y los hijos de padres extranjeros nacidos a bordo de aeronaves y embarcaciones nicaragüenses, siempre que estos lo soliciten.

En esta misma ley, en la sección II explica la pérdida de la nacionalidad. El artículo 15 expone que “los nacionales perderán la nacionalidad nicaragüense cuando en forma voluntaria se nacionalicen en un Estado extranjero, excepto que adquieran la nacionalidad de otro país centroamericano o se beneficien de un convenio de doble nacionalidad”. El artículo 16 deja en claro que ningún nacional de Nicaragua podrá ser privado de su nacionalidad por una causa distinta de la mencionada en el artículo anterior.

Igualmente, el artículo 20 de la Constitución Política declara que “ningún nacional puede ser privado de su nacionalidad. La calidad de nacional nicaragüense no se pierde por el hecho de adquirir otra nacionalidad”. 

No obstante, el régimen ya tiene antecedentes de quitar la nacionalidad a personas nacionalizadas nicaragüenses. Un ejemplo es el caso de Ana Quirós quien vivió más de 30 años en Nicaragua y fue despojada de su nacionalidad nicaragüense a finales del año 2018 como represalia por su activismo. Por otro lado, los Ortega-Murillo han otorgado la nacionalidad a personas extranjeras aliadas a su gobierno, entre ellos se encuentran prófugos de la justicia como los expresidentes salvadoreños Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén junto a sus familiares. El caso más famoso de prófugos viviendo en Nicaragua y nacionalizado por Ortega, es el del italiano Alessio Casimirri, quien afronta varias solicitudes de extradición por el secuestro y asesinato del ex primer ministro de justicia italiana, Aldo Moro, en 1978.

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