Argentina: Cristina o Alberto? desconectados y desgastados
En Argentina la mala relación del binomio presidencial ya no hace falta que la cuenten los periodistas críticos ni que la traten de tapar, como intentaron hasta que la realidad se impuso hasta en sus propias cuentas de Twitter, los aduladores.
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, ha asegurado que su “mayor aspiración” no pasar por “ser reelecto”, sino por garantizar la victoria en las elecciones de su coalición Frente de Todos (FdT).
Así lo ha afirmado el mandatario argentino en una entrevista con la cadena C5N en la que ha pedido el voto de los argentinos para la coalición, dando la bienvenida a cualquiera que quiera convertirse en candidato de la misma.
“Mi aspiración no es ser reelecto, sino que el Frente de Todos gane. Si yo soy una buena opción, seré yo (el candidato). Y si hay otra mejor opción, será otro”, ha afirmado Fernández, asegurando no obstante que el candidato deberá ser elegido en un proceso de primarias, ya que es “el único camino claro para que todos puedan participar”.
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Mientras Cristina llega a palacio y dice: “Mi vestido rosa es más lindo que el tuyo”, le dice Cristina Kirchner a una asesora del Congreso que está en la entrada del palacio en el momento que ingresa Alberto Fernández. “No aguanto más el calor”, se queja después, mientras camina hacia el recinto delante del Presidente. “Ya estamos para arrancar”, le marca después. “Te tomaste mi agua”, le señala antes de empezar el discurso. Estos comentarios de vecinos en el ascensor es lo único que pueden intercambiar las máximas autoridades del país. La relación hoy no da para mucho más, aunque él haya entonado en su mensaje ante la Asamblea Legislativa los hits más dulces al oído del kirchnerismo, y más allá de que ella se haya propuesto no hacer ningún gesto durante dos horas, ni muecas de reprobación, ni tampoco un mísero aplauso.
Todavía falta medio año para las elecciones primarias y el escenario asoma demasiado revuelto. Pero el declive cristinista no cesa. La jefa del Frente de Todos volvió a atravesar en Buenos Aires una semana que hubiera preferido evitar. En el Sur siempre respira mejor, dicen los que la quieren. Sus colaboradores asumen que no le faltaron ganas de estirar la estadía en su tierra. Tuvo que regresar a Buenos Aires para la inauguración de las sesiones ordinarias en el Congreso. El acto la obligó a afrontar, de nuevo, la incomodidad de estar cara a cara con Alberto Fernández, el delfín que ella y nadie más que ella designó como candidato en 2019 y al que hoy desprecia, pero con el que tiene que convivir y, mal que le pese, negociar una estrategia electoral antes de agosto.