El presidente boliviano Luis Arce cambió el martes al alto mando militar y les recordó que la “obligación” de las Fuerzas Armadas es defender al gobierno elegido en las urnas, en medio de un paro que cumple 11 días en la provincia de Santa Cruz, el motor económico del país andino.

“Hoy Bolivia nuevamente se encuentra amenazada por aquellos que incapaces de aportar a la democracia y apuestan por la confrontación y la violencia poniendo en peligro la convivencia democrática entre bolivianos”, expresó el mandatario tras tomar juramento al general Hugo Eduardo Arandia López, como comandante en jefe en sustitución del general Augusto García Lara, quien había sido designado por Arce en octubre del año pasado.

Arandia expresó que “como soldados de la patria” la conducta de las Fuerzas Armadas estará enmarcada en la “obediencia constitucional de las leyes y de las disposiciones” del presidente de la nación.

El gobernante, heredero político del expresidente Evo Morales (2006-2019) y que ganó las elecciones de octubre de 2020 con un 55% de los votos, enfrenta uno de los conflictos más largos en la región de Santa Cruz, al oriente de Bolivia, tras la falta de acuerdos para establecer una fecha sobre un censo poblacional que fue pospuesto por el gobierno hasta el 2024.