Bolivia se encuentra en la víspera de una jornada electoral trascendental, al celebrar su primera segunda vuelta presidencial en la historia este domingo 19 de octubre de 2025.

10/18/2025. A solo horas de la votación decisiva, el proceso democrático se desarrolla en un contexto de profunda tensión económica y política, marcada por una severa crisis de escasez de combustible en todo el país.
Rodrigo Paz y Jorge Quiroga definen el cambio de Bolivia en un mano a mano
El balotaje presidencial en Bolivia enfrentará al senador Rodrigo Paz Pereira y al expresidente Jorge «Tuto» Quiroga el 19 de octubre de 2025. La elección se realiza tras la primera vuelta del 17 de agosto de 2025, en la que ninguno superó 50% ni alcanzó 40% con ventaja de 10 puntos. El voto se define en todo el territorio nacional y también en el exterior, con más de 369.000 bolivianos empadronados fuera del país, incluidas importantes mesas en Argentina. De acuerdo con el conteo oficial del Sirepre.
La crisis de carburantes: Un riesgo logístico y social
La segunda vuelta electoral se lleva a cabo bajo la sombra de la falta de diésel y gasolina. Cientos de conductores han continuado formando largas filas en las estaciones de servicio, incluso 24 horas antes de los comicios. Esta situación ha alarmado tanto a la población como a las autoridades del Tribunal Supremo Electoral (TSE) por las dificultades que podría acarrear en la logística de la votación.
La empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) ha justificado la reducción del abastecimiento (llegando a operar al 80%) indicando que la causa radica en la escasez de dólares para la importación de carburantes. El Ministro de Hidrocarburos reconoció que se obtuvieron $40 millones de dólares de desembolso, pero se requerían más de $50 millones.
Desde el ámbito gubernamental, el presidente Luis Arce ha culpado a la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) por estrangular el financiamiento externo al no aprobar nuevos créditos. Arce señaló que la falta de estos desembolsos ha provocado que la salida neta de capitales del país supere la entrada, obligando a la nación a lidiar anualmente con más de $5,000 millones de dólares en egresos netos, destinados al pago de la deuda externa y la importación de combustibles.
Más allá del ámbito electoral, la crisis de hidrocarburos ha golpeado severamente a sectores clave, como el transporte (urbano, rural e internacional) y, críticamente, la producción agrícola, poniendo en riesgo la cadena productiva y la seguridad alimentaria debido a la falta de diésel para operar maquinaria.

Garantías electorales y transmisión de resultados
A pesar de los desafíos logísticos, el TSE logró llegar a un acuerdo con el Gobierno para garantizar la provisión de combustible necesaria para ejecutar la logística de las elecciones.
En cuanto a la seguridad y la transparencia del proceso, el Gobierno ha asegurado que realizará todos los esfuerzos para garantizar que las elecciones de agosto (mencionado en el diálogo) se realicen en un clima pacífico. Es importante recordar que durante el día electoral, la Policía Boliviana y las Fuerzas Armadas pasan a depender directamente del Tribunal Supremo Electoral.
Para la transmisión de los resultados, el Servicio de Registro Cívico (Serecí) ha movilizado a 8,200 personas para operar el Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (Sirepre). El objetivo es claro: acelerar la información y proveer resultados preliminares el mismo día del balotaje. El Sirepre, el cual fue aprobado por ley y tuvo un desempeño positivo en la primera vuelta, utilizará una aplicación móvil y antenas satelitales en zonas con difícil cobertura para asegurar la transmisión de datos desde los recintos de votación.
Vigilancia internacional y llamado al Respeto
La comunidad internacional acompaña de cerca este proceso histórico. La Unión Europea (UE) ha ratificado su compromiso con una observación “imparcial y neutral”, desplegando a 120 observadores en los nueve departamentos de Bolivia.
Davor Stier, jefe de la Misión de Observación Electoral de la UE, señaló que el TSE ha tomado las decisiones necesarias para asegurar que los comicios se desarrollen de manera ordenada. Resaltó, además, la importancia de la alta responsabilidad cívica mostrada por los ciudadanos en la primera votación.
Un punto central de la misión europea fue el llamado a la responsabilidad política. Stier enfatizó la importancia de que los candidatos cumplan con el acuerdo que firmaron y respeten la decisión de los ciudadanos bolivianos y los resultados oficiales.
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El dilema político: neoliberalismo vs. modelo popular
El presidente de Bolivia Arce ha enmarcado la segunda vuelta dentro de una pugna ideológica de fondo. El mandatario denunció que existen sectores que insisten en generar convulsión y desestabilizar la democracia, utilizando como argumentos las crisis de combustible y dólares que, según él, fueron construidas por ellos mismos en la Asamblea Legislativa.
Arce sostuvo que los programas de gobierno de la oposición ofrecen un retorno al «viejo modelo neoliberal», que significaría desempleo masivo, privatización de empresas públicas, liberación del tipo de cambio y levantamiento de la subvención, consecuencias que impactarían directamente a los más pobres.
Frente a este panorama, el presidente manifestó su confianza en la «sabiduría del pueblo boliviano», asegurando que el Movimiento al Socialismo (MAS) «jamás está derrotado». El MAS, según Arce, representa al «pueblo organizado»—incluyendo gremiales, trabajadores, obreros, mineros y profesionales— que defiende sus intereses frente a aquellos que buscan «saquear nuestros recursos naturales a precio de gallina muerta». Arce concluyó que el voto ciudadano consciente se reflejará en la defensa de este proceso de cambio, el cual sigue vigente mientras persista la pobreza y la marginación.
Redacción Albitrio Fabrepe para DHH
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