El escenario político boliviano ha quedado definido tras el cierre de inscripciones para las elecciones subnacionales del 22 de marzo de 2026, configurando un duelo de estrategias diametralmente opuestas entre el actual presidente, Rodrigo Paz Pereira, y el líder cocalero Evo Morales.

12/27/2025. Mientras Paz apuesta por la consolidación de un bloque hegemónico bajo la bandera de «Patria», Morales se ve obligado a una táctica de supervivencia, dispersando a sus cuadros en siglas ajenas para burlar la proscripción electoral.
La muralla de Rodrigo Paz: una alianza de «viejos conocidos»
El presidente Rodrigo Paz ha logrado lo que parecía improbable: unificar bajo un mismo paraguas a las facciones más representativas de la oposición tradicional y regional. La alianza “Patria” no es solo un nombre, sino un despliegue de fuerza que integra a su agrupación Primero la Gente, al partido de Samuel Doria Medina (Unidad Nacional), a la organización de Luis Revilla (Sol.Bo) y al frente de Luis Fernando Camacho (Creemos).
Este movimiento estratégico busca consolidar el poder territorial y dar continuidad al proyecto que inició en noviembre de 2025. El golpe simbólico más fuerte de esta coalición es la resurrección del histórico Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), partido liderado por su padre, Jaime Paz Zamora, que recuperó su personería jurídica tras 20 años de ausencia legal. Con figuras como Luciana Campero y Adrián Oliva en sus listas, Paz busca blindar su gestión desde las gobernaciones y alcaldías.
El contraataque de Evo Morales: pragmatismo sobre ideología
En la otra esquina, el ala «evista» atraviesa uno de sus momentos más críticos debido a la imposibilidad de utilizar la sigla del MAS-IPSP por disputas internas y la reciente inhabilitación de su partido de reserva, Morena. Lejos de rendirse, Morales ha instruido a sus bases una infiltración estratégica: sus candidatos se han registrado bajo al menos tres siglas distintas, llegando incluso a ocupar espacios en agrupaciones de derecha.
Para el líder del trópico cochabambino, esta «dispersión» es una medida de emergencia para asegurar que su peso político se sienta en las urnas, priorizando la presencia en la papeleta por encima de cualquier coincidencia ideológica. Morales ha comparado esta persecución con episodios previos de pérdida de personerías, enfocando ahora sus esfuerzos en que sus candidatos superen la fase de revisión técnica que finaliza el 3 de enero.
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Dos visiones, un solo tablero
La pugna que se avecina en marzo no es solo por cargos regionales; es un referéndum sobre el control del país para el periodo 2026-2031.
- Paz busca la legitimidad a través de la unidad, absorbiendo fuerzas para evitar la fragmentación que históricamente favoreció al MAS.
- Morales busca la supervivencia a través de la fragmentación, operando desde las sombras de otras siglas para demostrar que, aunque no tenga el control legal de su partido, sigue teniendo el control de las bases.
Redacción DHH sobre lectura de agencias
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