Durante décadas, cada diciembre en los hogares latinoamericanos ocurre un pequeño milagro: basta escuchar un “tuki, tuki, tuki, tuki” para que generaciones enteras regresen a su infancia. Pero detrás de ese villancico que parece eterno existe una historia poco contada, llena de tropiezos, reinvenciones y un niño que jamás imaginó convertirse en la voz de la Navidad.

12/21/2025. La canción nació en 1972, cuando el compositor venezolano Hugo Blanco escribió un tema sencillo y luminoso que tituló El Burro de Belén. La primera grabación, interpretada por el legendario folclorista Simón Díaz, pasó sin pena ni gloria. El burrito aún no estaba listo para trotar hacia la fama.
Cuatro años después, Blanco decidió darle una segunda vida. Reunió a 14 niños del Coro Infantil Venezuela, formó el grupo La Rondallita y grabó un álbum completo. Entre esas pistas estaba una nueva versión del tema, ahora impulsada por la voz aguda y carismática de un niño de ocho años: Ricardo Cuenci, quien confesó años después que pronunciaba “tabanero” porque no lograba decir la “s”.
Lo que siguió fue un fenómeno continental. En 1975, El Burrito Sabanero se convirtió en un éxito inmediato, un himno que acompañó cenas familiares, nacimientos, parrandas y la tradición de dejar heno para los Reyes Magos. La canción se volvió parte del ADN cultural latino, un puente emocional entre países, generaciones y memorias.
Sin embargo, la historia detrás del éxito no fue tan luminosa. Cuenci reveló que ni él ni los demás niños recibieron derechos de autor por la grabación. Aun así, asegura sentirse pleno cada vez que imagina a millones de niños cantando la canción que él ayudó a inmortalizar.
Hoy, ese burrito que comenzó como un tema olvidado es un símbolo navideño universal. Un recordatorio de que, a veces, las historias más humildes son las que terminan dejando huellas más profundas.
la revista estadounidense especializada Billboard la incluyó en su lista de las 100 mejores canciones navideñas de todos los tiempos gracias a su “ritmo galopante”. Compuesto por el artista venezolano Hugo Blanco, responsable de otros incunables como Moliendo Café, esta tonada latinoamericana lo mismo se entona hoy en las funciones navideñas de jardines de infancia y colegios que ameniza la copa de empresa o pone banda sonora en cualquier supermercado.
Ha sido versionado por artistas de renombre
Desde el merengue de Elvis Crespo hasta el pop navideño de David Bisbal, pasando por el toque roquero del colombiano Juanes, este villancico ha sido reinterpretado por grandes voces de la música latina. Su versatilidad ha permitido que se adapte a géneros tan diversos como la cumbia, el reggaetón, la electrónica y el rock.
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Se canta en varios idiomas y lenguas originarias
El burrito ha trotado más allá del español: existe una versión en inglés titulada “My little donkey”, otra en francés (“Mon âne de la savane”) y hasta en lenguas indígenas como el náhuatl y el kichwa. También cuenta con una emotiva interpretación en lenguaje de señas, reafirmando su carácter inclusivo y universal.
A décadas de su lanzamiento, “El burrito sabanero” continúa su camino, llevando alegría, identidad y ternura a cada rincón del planeta. Un testimonio vivo del poder de la música para unir culturas y corazones.
Redacción Albitrio Fabrepe para DHH.
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