En un discurso de tono bélico ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente Donald Trump lanzó una advertencia directa y contundente al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, prometiendo usar «el supremo poder de las fuerzas militares de los Estados Unidos» para destruir lo que describió como redes terroristas y de narcotráfico lideradas por el mandatario venezolano. «A todos los terroristas que lleven veneno a los Estados Unidos de América, sean advertidos: los borraremos de la existencia. No tenemos opción», sentenció Trump con sus tropas en el caribe.

09/23/2025. El presidente estadounidense justificó su postura aludiendo a la crisis de drogas en su país, mencionando la pérdida de 300,000 vidas el año pasado por fentanilo y otras sustancias. En su intervención, designó formalmente a la banda criminal venezolana «El Tren de Aragua» como una organización terrorista extranjera, colocándola al mismo nivel que la MS-13 y calificándola como una de las «peores bandas que hemos visto en el mundo». Según Trump, estas organizaciones «torturan, mutilan y asesinan con impunidad», convirtiéndose en «enemigos de toda la humanidad». La ofensiva marítima estadounidense, que según él ha detenido «virtualmente» el ingreso de drogas por mar, ha hundido embarcaciones que, en sus palabras, llevaban narcóticos suficientes para matar a más de 25,000 estadounidenses cada una.
Venezuela en Alerta Máxima
La respuesta desde Caracas no se hizo esperar. Nicolás Maduro anunció que avanza en la elaboración de un decreto para declarar el estado de conmoción exterior en todo el territorio nacional. Esta medida, contemplada en la Constitución venezolana para casos de conflicto externo que pongan en grave peligro la seguridad nacional, busca «blindar constitucionalmente las acciones que corresponden al Estado venezolano» para garantizar la paz y la integridad territorial. El decreto podría prolongarse hasta por 90 días, con una posible prórroga de otros 90.
La decisión de Maduro fue respaldada por los jefes de los principales poderes públicos del país, quienes se reunieron para preparar al país «para abordar cualquiera de los escenarios». Esta movilización política se produce en paralelo a un despliegue militar chavista en Caracas, que incluyó vehículos de combate en las calles como respuesta directa a lo que el gobierno venezolano denuncia como un plan de Washington para «forzar un cambio de régimen». El objetivo declarado del estado de conmoción es activar «todas las fuerzas de la sociedad venezolana para responder a las amenazas».
Misiles y Maniobras en un Caribe Caliente
La tensión militar en la región ha escalado a niveles sin precedentes. La Marina de Estados Unidos confirmó haber realizado pruebas con cuatro misiles balísticos intercontinentales Trident II D5 desde un submarino de la clase Ohio frente a la costa de Florida. Estos misiles, con capacidad nuclear y un alcance de hasta 12,000 kilómetros, fueron lanzados en medio de un amplio despliegue naval estadounidense cerca de Venezuela. Uno de los lanzamientos fue visible desde Puerto Rico, una maniobra que observadores interpretaron como una señal indirecta hacia Caracas, dado que la isla se encuentra a solo 700 kilómetros de la costa venezolana.
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El operativo estadounidense en el Caribe incluye al menos ocho buques de guerra, un submarino de propulsión nuclear y cazas F-35B. Aunque Washington justifica esta presencia masiva como parte de una ofensiva contra el narcotráfico, analistas y el propio gobierno venezolano consideran que el despliegue es desproporcionado y que su verdadero objetivo es presionar la caída de Nicolás Maduro, configurando un peligroso episodio de confrontación política y militar en la región.
Redacción DHH sobre lectura de agencias
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