La situación energética en Cuba parece no mejorar, al contrario, cada vez se complica más. En los últimos días, las largas filas de vehículos en las gasolineras se han convertido en una imagen recurrente en la ciudad de La Habana.

Mientras tanto, los apagones se han hecho presentes en la isla y afectan a un 23% del territorio, según fuentes oficiales.

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, aseguró recientemente que la falta de combustible en el país se debe al «incumplimiento» de los países distribuidores, que también atraviesan por una «situación energética compleja».

En un noticiero del mediodía, el mandatario cubano explicó que «no es (por) insuficiencia ni problemáticas de las instituciones, sino por incumplimiento de los países que nos suministran».

Pero no es solo el desabastecimiento de combustible lo que preocupa a los cubanos. La obsolescencia de las centrales de energía también es un problema a considerar. La empresa estatal Unión Eléctrica (UNE) ha anunciado que este fin de semana se registrarán cortes de energía debido a esta situación. En la intervención televisada de Díaz-Canel, también se evidenció que la escasez de combustible afecta la frágil economía insular y la vida de los isleños.

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Cuba importa casi la totalidad del petróleo que consume, y su uso está orientado principalmente a la generación de energía. Venezuela y Rusia son los principales abastecedores de crudo, y la crisis actual ha reducido el flujo en el intercambio comercial.

Desde el lunes pasado, los índices de afectación y déficit del servicio eléctrico han comenzado a elevarse, pero sin llegar a la magnitud del año pasado, cuando se registraron apagones en el 50% de varias localidades. El déficit de energía viene en aumento desde finales de febrero de este año, tras cuatro fallas reportadas en la red nacional de energía, que dejaron sin servicio a más de la mitad del país, de acuerdo con EFE.

En resumen, la situación energética en Cuba no muestra signos de mejoría en el corto plazo, y la falta de combustible y los apagones se han convertido en una constante para los cubanos. La crisis energética que atraviesan no solo afecta su economía, sino también su calidad de vida.

Redacción DHH con información de EFE

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