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Centroamerica

🪖Lo que ningún gobierno se atreve en el Darién: militarizar la frontera Colombia-Panamá 🪖

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La crisis humanitaria generada por las personas que se aventuran a atravesar la selva del Darién sigue dejando cifras aterradoras, según lo manifestado por el defensor del Pueblo de Panamá, Eduardo Leblanc, durante la XVIII Asamblea General y XXVIII Congreso de la Federación Iberoamericana de OmbusPerson (FIO), que se realiza en la ciudad de Barranquilla.

Foto cortesia AP

10/04/2023. Hasta este momento, se tienen registros de 413.333 personas que han atravesado el Darién durante el año 2023, lo que representa el 10 por ciento de la población de Panamá. Este flujo constante de migrantes, a pesar de las intensas lluvias en la zona, demuestra la magnitud de una crisis que abarca no solo a Panamá sino a toda la región centroamericana.

De las 413.333 personas, 377.176 migrantes provienen de América del Sur, 39.000 de las Antillas y 28.000 de Asia. Esta marea humana se ve impulsada por diversas situaciones en sus países de origen, como la crisis en Venezuela, la inestabilidad en Ecuador y Haití, entre otros. El flujo migratorio no solo afecta a Panamá, sino que tiene un impacto significativo en Colombia y otras naciones de América Central.

Un factor que suele pasar desapercibido, pero que genera graves afectaciones, es el impacto medioambiental de esta travesía. Según Leblanc, se calcula que cada persona que cruza la selva del Darién deja un promedio de 5 kilogramos de basura a lo largo de su viaje. Esta situación se ha agravado en los últimos meses, con 75.000 migrantes en agosto y 81.000 en septiembre. La selva se convierte así en un vertedero al aire libre, dañando aún más el frágil equilibrio ecológico de la región.

El defensor del Pueblo de Panamá, Eduardo Leblanc, ha lanzado un llamado urgente a los gobiernos de la región y al presidente Gustavo Petro para abordar este problema. Una de las propuestas es la militarización de la frontera entre Colombia y Panamá, con el fin de controlar de manera más efectiva el flujo migratorio y garantizar la seguridad de los migrantes.

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Otro punto crucial es la necesidad de un intercambio de información claro y constante por parte de Migración Colombia. Actualmente, en Panamá se tienen datos únicamente de aquellos migrantes a quienes se les realiza un registro biométrico, pero no se cuenta con información precisa sobre cuántos migrantes se quedan en el camino, cuántos son víctimas de la trata de personas, cuántos se desvían o los que lamentablemente pierden la vida en su intento por atravesar la selva del Darién.

En este contexto, es fundamental que los gobiernos de los países de origen de los migrantes y las organizaciones humanitarias establezcan una comunicación permanente. Es esencial comprender los motivos profundos que llevan a estas personas a arriesgarlo todo en una travesía tan peligrosa, como lo han hecho los más de 413.000 migrantes que han cruzado el punto de control en territorio panameño después de salir del temido Tapón del Darién.

La magnitud de esta crisis migratoria no solo se limita a la dimensión humana, sino que también involucra a grupos criminales que se aprovechan de los migrantes y de la ruta del Darién para actividades ilegales, como el tráfico de drogas. La selva, densa e impenetrable, se convierte en un obstáculo y un atractivo para el «Clan del Golfo», uno de los carteles de cocaína más grandes del mundo. Esta organización aprovecha la difícil geografía de la región para sus operaciones ilícitas, lo que agrava aún más la situación.

El Darién, a pesar de ser un desafío para los migrantes, también representa la esperanza del «sueño americano». Miles de personas de diferentes continentes avanzan pueblo tras pueblo hasta llegar a esta zona, donde enfrentan no solo las inclemencias de la naturaleza, sino también la violencia y el conflicto que ha marcado la historia de la región.

Ante la creciente ola migratoria y el escaso apoyo estatal, los pobladores del municipio de Acandí, Chocó, han tomado la iniciativa de organizarse en una corporación cívica. Esta organización, compuesta por miembros electos, se encarga de gestionar la ruta hacia Panamá y proporcionar servicios a los migrantes, como campamentos, restaurantes, consultorios médicos y guías. Esta iniciativa no solo ha generado empleo en la región, sino que también ha brindado apoyo a quienes buscan cruzar el Darién en busca de un futuro mejor.

En conclusión, la crisis migratoria en la selva del Darién es una emergencia humanitaria que exige una respuesta inmediata y coordinada por parte de los gobiernos de la región y las organizaciones humanitarias. La militarización de la frontera, el intercambio de información y la comprensión de las causas profundas que impulsan a los migrantes a emprender esta peligrosa travesía son pasos cruciales. Además, se debe abordar el impacto medioambiental y la explotación de grupos criminales en la región. Solo con un esfuerzo conjunto se podrá enfrentar esta compleja situación y brindar un futuro más seguro y digno a quienes buscan una vida mejor.

Redacción con IA supervisada por periodista de DHH sobre información de semana.com

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