El primer debate Trump-Biden: un duelo con eje en migración, aborto y guerras y un pedido de «prueba de drogas»
Joe Biden y Donald Trump se preparan para el momento más importante hasta ahora en las elecciones en Estados Unidos: el primer debate de alto riesgo que podrían cambiar la carrera. El encuentro de 90 minutos, que tendrá lugar este jueves en Atlanta y será emitido por la CNN, llevará la campaña a un punto de ebullición, ya que el republicano Trump, de 78 años, disfruta de una ligera ventaja en las encuestas en los importantes estados indecisos, en una elección que probablemente se decidirá por unos pocos cientos de miles de votos.
06/27/2024. El presidente Biden, de 81 años, enfrenta la mayor preocupación por su agudeza mental, y los votantes son mucho más propensos a mencionar su edad que la de Trump, a pesar de que el republicano es solo tres años más joven.
En meses recientes, los dos candidatos intensificaron sus ataques cada vez más personales.
Biden, que pasó la semana en el su residencia de retiro de Camp David, cerca de Washington, preparándose con debates simulados, buscará presentar a Trump como desquiciado e inadecuado para el cargo.
La preparación de Trump fue más relajada, evitando los ensayos generales en favor de mesas redondas informales sobre políticas y talleres de estrategia de debate con multitudes de manifestantes. Sus asesores lo alentaron a centrarse en su percepción de fortaleza en la economía y el crimen.
La campaña de Trump caracterizó repetidamente a Biden como débil e incompetente, pero cambió de rumbo en los últimos días tras las advertencias de que establecer bajas expectativas para el presidente demócrata sólo lo ayudaría.
Respaldados por figuras de los medios de derecha, Trump y su equipo impulsan la teoría infundada de que Biden utilizará drogas para mejorar el rendimiento, algo que la campaña de Biden rechazó como algo «desesperado».
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«¿PRUEBA DE DROGAS PARA EL CORRUPTO JOE BIDEN? ¡YO TAMBIÉN ACEPTARÍA INMEDIATAMENTE UNA!», escribió Trump en su plataforma de redes sociales el lunes por la tarde y luego recaudó fondos gracias a su llamada.
En su reciente acto electoral en Filadelfia el sábado, Trump continuó afirmando que si a Biden le va bien en el debate sólo sería porque estaba tomando drogas para mejorar el rendimiento. «Entonces, un poco antes del momento del debate, recibe un tiro en el trasero. Quieren fortalecerlo para que salga, saldrá, está bien, yo digo que saldrá muy fortalecido, ¿verdad? Todo listo», dijo Trump a la multitud.
Según la cadena ABC, los demócratas desestimaron rápidamente el pedido de Trump: «Tiene tanto miedo de ser responsabilizado por su agenda tóxica de atacar la libertad reproductiva y recortar la Seguridad Social que él y sus aliados están recurriendo a mentiras desesperadas y obviamente falsas«, dijo un portavoz de la campaña de Biden.
La migración, el tema candente del debate presidencial de Trump y Biden
La migración es el eje central del programa electoral del magnate Donald Trump, cuya retórica antimigrante va en aumento a medida que se acerca la fecha de los comicios.
Durante su mandato, de 2017 a enero de 2021, aplicó una política de «tolerancia cero», que trató como delincuentes a los migrantes que intentaban entrar ilegalmente en territorio estadounidense, con lo que perdían la custodia de sus hijos. Además comenzó a construir un muro en la frontera con México (donde antes ya había cercas).
Ahora Trump sigue siendo partidario de la mano dura y promete tomar medidas «tan draconianas como sea necesario», como «cerrar la frontera» con México, reanudar la construcción del muro y deportar «masivamente».
«Será la deportación más grande en la historia de nuestro país», repite una y otra vez y afirma que los migrantes «envenenan la sangre del país», lo que le valió comparaciones con Adolf Hitler, y «provienen de prisiones y cárceles», «de instituciones mentales y manicomios».
Trump acusa a los migrantes de ser delincuentes, basándose en que algunos migrantes (entre millones) son sospechosos de haber cometido crímenes. «Están matando a nuestro país», son «delincuentes», dice a sus seguidores.
Si vuelve a la Casa Blanca, el republicano, de 78 años, amenaza con imponer aranceles a los países que no frenen el flujo de migrantes que tratan de llegar a Estados Unidos.
Los republicanos culpan a las políticas de Biden de favorecer el derecho de asilo para los migrantes, muchos de ellos latinoamericanos. Biden, por su parte, acusa a Trump de haber saboteado un intento bipartidista de encontrar una solución.
«No demonizaré a los inmigrantes«, «no separaré a las familias», afirma el demócrata, de 81 años, que asegura que él no hace «politiqueo» con el tema migratorio.
Llegó a la Casa Blanca con la promesa de impulsar una política migratoria «más humana» y una vía hacia la ciudadanía para 11 millones de indocumentados, pero tropezó con la oposición de los conservadores en el Congreso y su propuesta nunca se votó.
Biden intenta convencer al electorado de que es proactivo frente a los migrantes que cruzan la frontera sin visa y sin usar las «vías legales» promovidas por su gobierno, como pedir cita a través de una app, hacer los trámites en los países por los que pasan o acogerse a permisos humanitarios.
En las últimas semanas el presidente firmó un decreto que restringe la entrada de migrantes por la frontera con México cuando haya más de 2.500 cruces irregulares en el promedio de siete días y endureció los estándares para solicitar asilo.
Además su administración impulsó una norma que acelera la negación de asilo a migrantes que representan un peligro para «la seguridad nacional o pública».
Biden también concedió amparo migratorio a casi medio millón de venezolanos y simplificará el proceso para que los migrantes casados con estadounidenses puedan obtener el permiso de residencia, la famosa tarjeta verde, sin tener que salir del país para solicitarla.
Además afirmó que acelerará la concesión de visas a los graduados en centros de educación superior estadounidenses, siempre y cuando «hayan recibido una oferta de trabajo altamente cualificada«.
Esta medida beneficiará a los «dreamers» o «soñadores», es decir a los migrantes que llegaron de niños a Estados Unidos y están protegidos por un programa federal (DACA), que les permite vivir y trabajar legalmente en el país.
Con información de perfil.com