33 % de familias latinas en EE.UU. tuvieron problemas para alimentar a sus hijos en verano

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Una nueva encuesta revela que, para uno de cada tres hogares de familias latinas, el fin de las clases significa el comienzo de una lucha diaria por poner comida en la mesa, exacerbada por una economía implacable y la pérdida de empleos.

09/04/2025. La vuelta a clases suele ser sinónimo de nuevos comienzos, pero para millones de familias latinas en Estados Unidos, representa un alivio desesperadamente necesario tras un verano marcado por la ansiedad y la escasez. Según una alarmante encuesta de la organización No Kid Hungry, una de cada tres familias latinas (33%) tuvo serias dificultades para alimentar a sus hijos durante las vacaciones de verano. Este fenómeno no es casualidad; responde a una tormenta perfecta de dificultades económicas y la ausencia de los programas de comidas escolares, que para muchos son un verdadero salvavidas.

El principal culpable, según los padres, es el implacable aumento de los precios. Un contundente 66% de los más de 1,200 encuestados señaló la inflación como la causa principal de su situación, afectando directamente la compra de alimentos esenciales. Esta presión económica se agrava para la comunidad latina, donde el 42% afirmó que su situación financiera ha empeorado en el último año, y un 34% reportó la pérdida de un empleo en el hogar, una cifra superior al promedio nacional.

La situación obliga a tomar decisiones imposibles. Casi cuatro de cada diez padres latinos (39%) admitieron haber tenido que elegir entre comprar alimentos saludables y pagar una factura de emergencia. «Llegar a fin de mes es el mayor reto en este momento», confesó una madre de cinco hijos en Colorado. «Cada mes es un esfuerzo cubrir las necesidades de todos. Es difícil con esta economía. Y nos preocupa cómo alimentarlos».

Aqui el informe completo: Las comidas escolares son un salvavidas ya que 1 de cada 3 padres lucha este verano | No hay niños hambrientos

Las comidas escolares: más que nutrición, una red de seguridad

El informe subraya que los programas de comidas escolares son una herramienta fundamental para la estabilidad familiar y el desarrollo infantil. Cerca de la mitad de las familias encuestadas a nivel nacional admitió que sus hijos podrían pasar hambre algunos días sin estos programas. Esta dependencia es aún más crítica entre los latinos: el 46% de ellos afirma que sin las comidas escolares, sus hijos podrían no tener qué comer en la escuela algunos días.

Más allá del alivio económico, el impacto del hambre en los niños es profundo y preocupante.

  • Rendimiento académico: El 85% de los padres latinos coincide en que las comidas escolares ayudan a sus hijos a concentrarse y rendir mejor en clase, mientras que un 77% observa que sus hijos tienen dificultades para concentrarse cuando tienen hambre.
  • Bienestar emocional y familiar: La falta de alimentos genera un «ambiente muy tenso» en casa, con niños más irritados y propensos a discutir, según el testimonio de una madre de Carolina del Norte. Por el contrario, el 67% de los padres latinos afirma que el alivio proporcionado por las comidas escolares les permite estar más presentes y apoyar mejor a sus hijos.
  • Asistencia y participación: Para tres de cada cinco familias, las comidas escolares motivan a sus hijos a asistir a la escuela con regularidad e incluso fomentan su participación en actividades extraescolares.

Mientras las aulas vuelven a llenarse, la encuesta de No Kid Hungry deja un mensaje claro: para un segmento creciente de la población estadounidense, el acceso a la comida no puede depender del calendario escolar. La lucha contra el hambre infantil es una batalla que se libra tanto en las cocinas de los hogares como en los pasillos de las escuelas.

Redacción Albitrio Fabrepe para DHH.

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