La crisis financiera que ha sacudido a First Republic Bank (FRB) ha llevado a la entidad a perder el 97% de su valor en bolsa en las últimas semanas, despertando las alarmas de un nuevo contagio en el sector financiero de Estados Unidos y del mundo entero.

La situación se ha tornado crítica para el banco, que ha visto como los clientes retiraban sus depósitos y ha tenido que buscar soluciones para salvarse.

JP Morgan Chase ha llegado a un acuerdo con la Administración de EEUU para adquirir la mayor parte de los activos de FRB, en una operación negociada in extremis durante el fin de semana y anunciada este domingo.

El objetivo era poder comunicar la operación antes de la apertura de los bancos estadounidenses este lunes, donde no es festivo. La operación ha contado con el respaldo de la Federal Deposit Insurance Corp (FDIC), que ha comprado primero First Republic y después ha traspasado los 93.500 millones de dólares en depósitos de los clientes de FRB y la mayor parte de sus activos a JP Morgan Chase.

La FDIC, que tiene un rol parecido al Fondo de Garantía de Depósitos en España, cubre los primeros 250.000 dólares de cada cliente de una entidad bancaria oficial. Es probable que los activos de FRB hayan mejorado algo desde que no facilitaron información actualizada sobre la estimación del valor razonable de sus activos en su informe del primer trimestre.

No obstante, la caída de FRB lo convertiría en el segundo mayor banco en quebrar en la historia de Estados Unidos. La crisis de FRB se desató después de la quiebra del Silicon Valley Bank, otro banco de la misma región, el 10 de marzo.

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La noticia provocó el pánico entre los clientes de FRB, que retiraron unos 100.000 millones de dólares en depósitos en cuestión de días. En un primer momento, los mayores bancos del país trataron de calmar a los mercados depositando 30.000 millones de dólares en FRB, pero esto solo calmó temporalmente a los inversores.

Ante la situación, FRB se planteó la venta o una inyección de capital externo y contrató a banqueros de inversión para que le asesoraran sobre sus opciones. Entre ellas, un plan para vender algunos de sus activos a precios superiores a los del mercado.

La estocada final a la confianza del mercado en FRB llegó el pasado lunes, cuando la entidad publicó unos pésimos resultados trimestrales, en los que se vio la magnitud de los daños que causaron en su balance las retiradas masivas de depósitos a partir de marzo. El informe de resultados hizo caer las acciones del banco casi un 50% en un solo día, lo que ha llevado a su adquisición por parte de JP Morgan Chase.

La operación de JP Morgan Chase para adquirir la mayor parte de los activos de FRB supone un importante paso para la entidad financiera en su estrategia de crecimiento en el mercado estadounidense.

Sin embargo, la crisis de FRB pone de manifiesto la fragilidad del sistema financiero en Estados Unidos y la necesidad de establecer medidas que garanticen su estabilidad a largo plazo.

Redacción DHH sobre información de elconfidencial.com

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