Tras la confirmación del fallecimiento de Rafael Ithier Natal, cofundador, pianista, arreglista, compositor, productor musical y director de El Gran Combo de Puerto Rico, el universo salsero llora la partida de uno de sus pilares, mientras que su orquesta y líderes políticos reafirman que su historia y visión permanecerán intactas.
12/07/2025. Don Rafael, quien murió a sus 99 años de manera natural en su hogar, dejó un legado monumental que trasciende su genialidad musical.
La huella que trascendió la música
La agrupación conocida como «Los Mulatos del Sabor» o «La Universidad de la Salsa» dejó claro en un emotivo comunicado que la historia de su fundador no termina con su partida. El Gran Combo despidió a Ithier como el «arquitecto de un sonido que marcó generaciones». Su verdadera herencia, destacaron, reside en el modelo de trabajo establecido: un equilibrio entre la excelencia artística, la organización interna y un firme compromiso con el público. Gracias a esta filosofía, cimentada en la disciplina, El Gran Combo se consolidó como una institución cultural que seguirá proyectándose hacia el futuro.
En nombre de la familia Ithier y de los integrantes, la orquesta agradeció las incontables muestras de solidaridad, cariño y respeto recibidas, señalando que cada mensaje y recuerdo ha sido «un abrazo» en este momento de profundo dolor. La agrupación prometió que el espíritu de Don Rafael continuará vivo y eterno «en cada tarima, en cada nota y en cada corazón que alguna vez bailó, cantó o se emocionó con su música».
El homenaje de la isla
Figuras gubernamentales se unieron al duelo, resaltando la inmensa aportación cultural del maestro. La gobernadora de Puerto Rico, Jenniffer González Colón, expresó su pesar, indicando que «la música latina está de luto». La mandataria subrayó que la carrera de Ithier duró más de 80 años, habiendo comenzado a los 15. Además, destacó cómo su disciplina y visión, al frente de la orquesta, llevaron el sabor de Puerto Rico al mundo. Tras lamentar la pérdida, la gobernadora informó que el Gobierno de Puerto Rico anunciará oficialmente un día de duelo en honor al músico, una vez que los familiares determinen la fecha de sus exequias.
Desde el ámbito municipal, la alcaldesa de Ponce, Marlese Sifre Rodríguez, también lamentó la partida de este «gigante». La alcaldesa afirmó que Ithier fue un ejemplo de disciplina, excelencia y un profundo amor por Puerto Rico.
Una vida dedicada al ritmo puertorriqueño
Rafael Ithier Natal, reconocido como el ‘máximo mulato’, nació el 29 de agosto de 1926 en San Juan. Su vínculo con la música comenzó desde la infancia, influenciado por su padre, Nicolás, quien dirigía un grupo de bohemia, y su tío Salvador, guitarrista del Trío Borinquen.
Tras la muerte de su padre a los ocho años, Ithier buscó trabajo, lo que lo llevó a ingresar como guitarrista al Conjunto Lucerito. Aunque su aspiración inicial era ser pelotero, la música se impuso. A los 14 años, ya tocaba en el grupo El Hawaiano, y más tarde aprendió a tocar el piano de forma autodidacta. En 1954, se unió al Combo de Cortijo, dirigido por Rafael Cortijo, donde tocaba guaracha y plena.
En 1962, luego de inconvenientes personales en aquel grupo, Ithier decidió separarse para fundar El Gran Combo de Puerto Rico junto a Martín Quiñones y Eddie ‘La Bala’ Pérez. Ithier explicó que el nuevo grupo sería una continuación de esa música, pero con un repertorio más amplio que incluía merengues, danzones, pasodobles, guarachas y boleros; en resumen, tocaban «de todo».
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El primer álbum del conjunto fue Menéame los mangos. Con éxitos como Un verano en Nueva York, Brujería, y Arroz con habichuela, la orquesta, ganadora de dos Grammy Latinos, consolidó un sonido que se expandió por el mundo. Incluso a los 98 años, Don Rafael seguía activo en la dirección musical, en lo que es un testimonio de una vida dedicada por completo a la música y a la proyección cultural de Puerto Rico.
La historia de Rafael Ithier continúa a través de El Gran Combo y de las generaciones que han adoptado su música como parte de su vida, asegurando que su legado seguirá sonando con la misma fuerza que lo convirtió en eterno. Su disciplina y ética de trabajo son el faro que guiará a la orquesta, tal como un arquitecto deja los planos para que la edificación que diseñó se mantenga firme y vibrante a través del tiempo.
Redacción Albitrio Fabrepe para DHH.
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