Un editorial de National Chatolic reporter rechaza que estos dos gobernadores no piensen en la dignidad humana de los migrantes. En esta redacción creemos que estos dos gobernadores no pueden pensar en algo que no tienen: dignidad.

A continuación parte del texto:

La dignidad de la persona humana es el fundamento de toda enseñanza moral católica. Como cristianos, creemos que la vida humana es sagrada, que las personas son más importantes que las cosas, y que la sociedad debe proteger la dignidad humana. Como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, esta dignidad está enraizada en la «creación de los seres humanos a imagen y semejanza de Dios», y es inalienable e intrínseca, es decir, no se basa en ninguna cualidad o acción de la persona individual.

Por lo tanto, no es difícil determinar que el uso de personas, especialmente las personas ya vulnerables, como objetos para un fin político no es consistente con la enseñanza católica sobre la dignidad inherente de los humanos.

Estamos hablando con ustedes, gobernadores. Greg Abbott de Texas y Ron DeSantis de Florida. Estos dos políticos decidieron que sería inteligente protestar contra las políticas de inmigración del presidente Joe Biden enviando a hombres, mujeres y niños migrantes a ciudades en estados azules, incluidos Chicago, Nueva York y Martha’s Vineyard, incluso dejando a algunos fuera de la residencia de la vicepresidenta Kamala Harris en Washington, D.C. Miles de inmigrantes han sido transportados en autobús o volados hacia el norte en los últimos meses.

Abbott y DeSantis son católicos. Pero incluso si no lo fueran, la decencia común debería evitar que tramaran un truco que utiliza a seres humanos vulnerables ,personas que han huido de países violentos, a menudo arriesgando sus vidas y caminando durante semanas o meses para llegar a nuestras fronteras y pedir asilo— para avergonzar a sus enemigos políticos y ganar puntos con su base de inmigrantes.

Que Abbott y DeSantis afirmen creer que estas personas están hechas a imagen y semejanza de Dios hace que sus acciones sean aún más impactantes y repugnantes.

Algunos han llamado a la medida de las personas vulnerables «trata«, mientras que otros la han comparado con las «Cabalgatas de libertad inversa» de la década de 1960, una táctica segregacionista utilizada por algunos gobernadores del sur para engañar a los negros para que vayan al norte con falsas promesas de empleos bien remunerados y vivienda gratuita.

El cardenal de Chicago Blase Cupich dijo que «tratar a los hijos de Dios como peones políticos» era «impropio de cualquier funcionario electo», y señaló que «dar la bienvenida al extranjero, incluido el inmigrante, es un imperativo moral fundamental del cristianismo».