LA SOLIDARIDAD AUTOMÁTICA DE LOS DEMÓCRATAS EN EL TEMA MIGRATORIO PROFUNDIZA LA CRISIS
Solo el senador Bob Meléndez dijo lo correcto, pidió a Biden «recapacitar» y no deportar a migrantes venezolanos.
Pero casi todos los demás, ven como les ha reventado la crisis en la cara y pasan silbando. El gobierno de México ya también prende las alarmas y concluye que este es un problema continental. Panamá reporta solo este domingo que en una zona aledaña al Darién hay un campamento con alrededor de 10 mil migrantes sin saber que hacer.
Amnistia Internacional cataloga la decisión como vergonzosa, la OEA pide recapacitar, y pare usted de ONGs que declaran en el mismo sentido.
La miseria humana en la política no conlleva a algo beneficioso. Y la displicencia de los políticos de la misma tolda en este tema, lo que ha hecho es echar la basura debajo de la alfombra. Nadie duda que este movimiento en el tema migratorio tuvo que ver más para intentar ganar votos en las próximas elecciones de noviembre, que por una decisión cocida a fuego lento pensando a profundidad las consecuencias que esta decisión tendría.
Muzaffar Chishti, director de la oficina del Instituto de Política Migratoria de la Universidad de Nueva York, dijo que el nuevo plan de Estados Unidos para lidiar con la creciente inmigración venezolana, lo decidió Biden porque estaba entre la espada y la pared. El señor Chisti se equivoca, o al menos no llega al epiplón del asunto. Biden puede estar entre el escritorio y el podio de la Casablanca, con sus acostumbrados dislates. Quienes si viven entre el verduguillo de la muerte, y la cerca de la división son los miles de migrantes que no escogen esa via por snobismo, sino por angustia y desesperanza.