Latinoamérica le aplica la economía del «Nearshoring»a China (lealo)
¿Neashoring? ¿De qué me está hablando esta gente? Eso se preguntará el lector despistado, ante este titular anglófilo. Pero se trata de algo que puede tener un efecto transformador en la economía de muchos países de la región.
Estamos hablando del fenómeno por el cual muchas empresas que habían trasladado sus producciones industriales a China, están comenzando a regresarlas a zonas más cercanas y «amables». El tema comenzó a raíz de la pandemia, y de los gravísimos problemas logísticos que generó la política «cero covid» de China. Los atascos y demoras en la producción en ese país, llevó a que muchas industrias se cuestionaran la conveniencia de seguir fabricando tan lejos. Pero hay algo más.
Muchas industrias se empezaron a cansar del abierto proceso de robo de propiedad intelectual que implicaba producir en China. Resulta que uno contrataba una fábrica para producir, digamos calzado deportivo. A los pocos meses de concretado el negocio, resulta que el mercado global se llenaba de versiones «piratas» de ese mismo calzado, fabricado en la misma planta, con los mismos operarios y los mismos insumos, pero que costaba muchísimo menos. Ni hablar en temas tecnológicos. Pero a eso se suma otro elemento, que es la activa política de Estados Unidos para limitar que industrias estratégicas como la fabricación de chips, se radiquen en China. Si sumamos a esto el aumento del costo de la mano de obra china, y las distancias y diferencias horarias que implica producir allí, la ecuación comenzó a ser menos atractiva para las empresas. Y éstas empezaron a mirar a América Latina.
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Ahora bien, ¿puede ser esto el inicio de una era dorada para la industria regional? ¿Qué tanto de realismo y que tanto de «hype» hay detrás de este concepto tan de moda? Se lo preguntamos a Ignacio Munyo, economista y director del Instituto Ceres, generador del informe Macro Vista junto con la red Atlas, y quienes semana a semana nos aportan los espectaculares gráficos que acompañan Mirada Sur. Ignacio nos decía lo siguiente:
«En el marco de la actual geopolítica global creo que hay una real oportunidad para la región asociada al nearshoring. Si uno estudia el pensamiento de Xi Jinping, es difícil suponer que la tensión entre EE.UU. y China se reduzca en los próximos años, sino todo lo contrario. La posición actual de Rusia también es importante para que el proceso de acercamiento de los eslabones de las cadenas de valor se acelere; más rápido que lo que indicarían los factores de costos de producción e incentivos tributarios que también son muy importantes».
Según Munyo, «en esta misma línea, es relevante mencionar al programa de la Americas Partnership for Economic Prosperity (APEP); lanzado el año pasado por EEUU y que se acaba de sumar Canada. APEP es un marco de cooperación entre 12 países de la región para profundizar las relaciones comerciales entre socios comprometidos con la valores de la democracia liberal. APEP es una apuesta fuerte de EE.UU. por el “friendshoring”. Si bien esto recién empieza, creo que están dadas las condiciones para que sea importante en los próximos años. Los países incluidos en esta iniciativa en un inicio son Barbados, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Mexico, Panamá, Perú y Uruguay».
El proceso está en sus etapas iniciales, pero todos los expertos coinciden en que se trataría de un «ganar-ganar» tanto para Estados Unidos como para los países latinoamericanos. Que podrían ver el regreso al menos de parte de la actividad industrial que hace unos 20 años migró masivamente a China, generando un enorme costo económico y social en toda la región.
Información de miradasur.com