Messi, campeón de la MLS Cup 2025: doble asistencia para De Paul y Allende para el título de Inter Miami

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La Pulga fue clave en el 3-1 contra Vancouver Whitecaps en el Chase Stadium para sumar su título 46.

12/06/2025. Lionel Messi es el fútbol. Es el rey del fútbol. No hay otra forma de explicar sino su implicancia en el deporte de la pelota y los 22 jugadores en el verde césped. Este sábado, en un Chase Stadium que si bien no fue un infierno se le pareció bastante entre la elevada temperatura por el horario de juego (las 14:30 locales) y el calor de las tribunas repletas con 21.556 personas, el rosarino campeón del mundo tildó otro casillero de su brillante carrera. El 3-1 sobre Vancouver Whitecaps de Canadá le permitió ganar la MLS Cup, el mayor título de la Liga de Estados Unidos, una cuenta pendiente que le había prometido a los hermanos Jorge y José Mas y a David Beckham, los propietarios del club.

¿Y por qué es el fútbol? Porque no hay otro ser humano que pueda ser tan significativamente importante para un equipo como la Pulga. A sus 38 años y en dos temporadas y media, Messi transformó al Inter Miami del último puesto a campeón por primera vez en su corta historia (fue fundado en 2018). En el medio hubo otros dos títulos: la Leagues Cup en 2023 y la Supporter’s Shield 2024, por haber sido el mejor de la temporada regular. Y hasta Javier Mascherno pudo sacarse el estigma y ser campeón como DT por primera vez.

Se trata, además, del número 46 en la carrera de Messi, no hay nadie que haya ganado más que él en el fútbol y probablemente pase mucho tiempo para que puedan igualarlo o superarlo. Y su implicancia es directa porque se convirtió en el máximo goleador histórico del club con 77 tantos en 87 partidos y sumó 35 en 33 encuentros de esta temporada en la que llegó al cielo de la MLS, uno de los pocos logros que le faltaban dentro de los disponibles.

Se le podrá remarcar alguna inestabilidad, propia de un futbolista de su edad o de los contextos que entrega este deporte, pero basta con ver en cancha sus movimientos, sus intervenciones, esos momentos donde parece que no hace nada, pero solo está tomando impulso.

Así se explica también cuando al minuto 9 de una final, después de haber tocado pocas pelotas, arma una especie de «loco» con su inseparable compañero Rodrigo De Paul en la mitad de cancha, para que el «Motorcito» asista a la corrida del renacido Tadeo Allende, pieza fundamental de una delantera repleta de argentinos con Baltasar Rodríguez y el tanque Mateo «Toto» Silvetti completando, para el centro que empujó a su propio arco Ocampo.

Claro, para algún desprevenido, hace bastante que el uruguayo Luis Suárez no es titular, de hecho no entró en esta final. Y eso también tiene en parte responsabilidad Messi, de poner por encima el equipo a que una amistad personal de tanto tiempo.

Hay otro albiceleste que se transformó en importante durante los Playoffs: el arquero Rocco Ríos Novo, nacido en Los Ángeles, California, pero que se mudó de muy pequeño a la Argentina y creció futbolísticamente en Lanús. En el primer tiempo tuvo una atajada espectacular, al estilo handball, achicando sobre el intento de Sabbi, que había llegado sin marca al corazón del área chica. Impactante.

Pero volvamos al partido, ese que en la segunda mitad cambió completamente, con Vancouver por primera vez dominando la escena, pese a la poca intervención del alemán Thomas Müller, esa «bestia negra» para Messi que esta vez se fue con las manos vacías y una derrota en la espalda en su primera temporada en la MLS, donde llegó para retirarse.

Por eso no extrañó el empate con el remate al primer palo de Ali Ahmed y esa increíble situación del doble poste tras el zurdazo de Sabbi, que encaró a lo Messi de derecha a izquierda e hizo paralizar los corazones en el Chase Stadium.

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Y como Messi nos acostumbró a lo imposible, todos sabían que faltaba su momento. Casi no había tenido intervenciones hasta que le robó la cartera a Andrés Cubas, ese mediocampista que salió de Boca y se nacionalizó paraguayo, que lo había enloquecido cuando la Selección perdió en Asunción y también le ganó en esta MLS. Apareció por detrás del 20, con el que había tenido un duelo totalmente aparte todo el partido, y tocó al espacio para De Paul, que definió como centrodelantero. Otra asistencia más para el máximo asistidor de la historia del deporte. Era la 406 de su vida. El número ya no importa.

Con información de clarin.com


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