Muere el expresidente Jimmy Carter a los 100 años: su legado en América Latina
El exmandatario estadounidense y Nobel de la Paz estaba en su hogar en cuidados paliativos. Había recibido tratamiento por un cáncer de piel muy agresivo, con tumores que se extendieron al hígado y al cerebro.
12/29/2024. Jimmy Carter, el cultivador de cacahuate que intentó limpiar la imagen de la Casa Blanca después del escándalo de Watergate y la guerra de Vietnam, y que luego de una derrota electoral aplastante se convertiría en un defensor global de los derechos humanos y la democracia, ha muerto. Tenía 100 años de edad.
Jimmy Carter: El legado de un expresidente en América Latina
Cuando se piensa en el legado de los presidentes estadounidenses en América Latina, pocos nombres resuenan tanto como el de Jimmy Carter. Desde su presidencia (1977-1981) hasta su extensa labor como defensor de los derechos humanos y promotor de la democracia, Carter dejó una huella indeleble en el desarrollo y las instituciones democráticas del continente. A través de iniciativas políticas y humanitarias, su influencia marcó un punto de inflexión en las relaciones entre Estados Unidos y sus vecinos del sur.
Un cambio en la política exterior hacia América Latina
El mandato de Jimmy Carter coincidió con una época de dictaduras militares en gran parte de América Latina. Países como Argentina, Chile, y Brasil vivían bajo regímenes autoritarios que reprimían brutalmente cualquier oposición. A diferencia de sus predecesores, Carter priorizó los derechos humanos como eje central de la política exterior de su administración. Esto representó un giro significativo respecto a la doctrina tradicional que privilegiaba la lucha contra el comunismo por encima de las violaciones a los derechos humanos.
Uno de los ejemplos más notables fue su relación con Argentina durante la dictadura militar (1976-1983). La administración Carter, a través de Patricia Derian, su secretaria adjunta para Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios, presionó al gobierno argentino para que mejorara su récord de derechos humanos. En 1979, Carter redujo la asistencia militar a Argentina como respuesta a las desapariciones forzadas y los abusos documentados por organizaciones como Amnistía Internacional.
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La devolución del Canal de Panamá
Un hito fundamental de la presidencia de Carter en relación con América Latina fue la firma de los Tratados Torrijos-Carter en 1977. Estos acuerdos establecieron la devolución gradual del control del Canal de Panamá a manos panameñas, un proceso que culminó el 31 de diciembre de 1999. La firma de los tratados fue un gesto significativo que buscaba reparar una relación históricamente desigual entre Estados Unidos y Panamá, y marcó un precedente de respeto hacia la soberanía de los países latinoamericanos.
«Jimmy Carter demostró que los Estados Unidos podían actuar de manera justa con sus vecinos del sur», declaró Omar Torrijos, el entonces líder panameño, quien negoció los tratados con Carter. A pesar de la oposición interna que enfrentó dentro de su propio país, Carter logró que el Senado ratificara los acuerdos, destacándose como un líder dispuesto a arriesgar su capital político por principios.
La democracia en República Dominicana
Otro capítulo significativo del compromiso de Jimmy Carter con la democracia en América Latina fue su papel en la República Dominicana. En 1990, el Centro Carter jugó un papel crucial como observador internacional en las elecciones presidenciales del país. Estas elecciones fueron marcadas por tensiones políticas y acusaciones de fraude electoral. Carter trabajó directamente con los actores clave para garantizar un proceso transparente y justo. Su presencia no solo ayudó a calmar los ánimos, sino que también contribuyó a fortalecer la confianza de los ciudadanos en el sistema electoral.
Años más tarde, el Centro Carter continuaría monitoreando elecciones en la República Dominicana, consolidando su reputación como un mediador imparcial en los procesos democráticos de la región.
La democracia en Venezuela
El compromiso de Jimmy Carter con la democracia también se manifestó de manera significativa en Venezuela. En 2002, el país enfrentó una intensa crisis política tras el fallido golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez. En ese contexto, el Centro Carter actuó como mediador en las negociaciones entre el gobierno y la oposición, ayudando a crear condiciones para un diálogo pacífico. En 2004, supervisó el referéndum revocatorio convocado para decidir la continuidad de Chávez en el poder.
Aunque los resultados confirmaron la permanencia de Chávez, el trabajo del Centro Carter fue clave para garantizar la transparencia del proceso en un entorno altamente polarizado. Además, Carter abogó por el fortalecimiento de las instituciones democráticas y la participación ciudadana en el país. Su labor ayudó a prevenir una escalada de tensiones y a promover una cultura de resolución pacífica de conflictos.
La pospresidencia: la lucha por la democracia
Si bien los logros de Carter durante su mandato fueron significativos, su labor después de dejar la Casa Blanca ha sido igualmente notable. A través del Centro Carter, fundado en 1982, ha promovido elecciones libres y transparentes en varios países de América Latina. Uno de los casos más emblemáticos fue su participación como observador internacional en las elecciones de Nicaragua en 1990, que llevaron al fin del gobierno sandinista de Daniel Ortega y marcaron el inicio de una transición democrática en el país.
En Venezuela, el Centro Carter también jugó un papel crucial al supervisar el referéndum revocatorio contra el presidente Hugo Chávez en 2004. Aunque los resultados confirmaron la permanencia de Chávez en el poder, el papel del Centro Carter ayudó a garantizar la credibilidad del proceso electoral en un contexto polarizado.
Un Nobel de la Paz para un hombre de principios
En 2002, Jimmy Carter fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz, un reconocimiento a su incansable labor en favor de la resolución pacífica de conflictos, la promoción de la democracia y los derechos humanos en todo el mundo. El Comité Nobel destacó su papel como mediador en conflictos internacionales y su trabajo a través del Centro Carter.
El premio no solo honró sus logros individuales, sino que también subrayó la importancia de abordar los problemas globales con un enfoque basado en los principios éticos. En el contexto de América Latina, el galardón sirvió para resaltar su contribución a la consolidación de la democracia en la región. Desde la supervisión de elecciones hasta la mediación en crisis políticas, Carter demostró que el liderazgo moral puede tener un impacto tangible y duradero.
«El Premio Nobel de la Paz fue un reconocimiento merecido para alguien que no solo habló de paz y derechos humanos, sino que actuó para lograrlos», afirmó César Gaviria, expresidente de Colombia y secretario general de la OEA.
Un legado perdurable
El enfoque de Jimmy Carter hacia América Latina fue una combinación de pragmatismo y principios, una rara combinación en la diplomacia internacional. Su compromiso con los derechos humanos y la democracia sentó las bases para una relación más equitativa entre Estados Unidos y la región. Aunque no exento de críticas, Carter demostró que la política exterior puede, y debe, guiarse por valores.
A día de hoy, su legado inspira a líderes y activistas que buscan promover la justicia y la democracia en América Latina y más allá. Jimmy Carter no solo fue un presidente; fue, y sigue siendo, un ciudadano del mundo comprometido con un futuro mejor para todos.
Redacción DHH.