Una conferencia internacional de alto nivel se ha convertido en el epicentro de un audaz intento diplomático para revivir la moribunda solución de dos Estados y asegurar la paz en la convulsa región de Oriente Próximo. Celebrada en Nueva York y copresidida por el Reino de Arabia Saudita y Francia, esta cumbre ministerial ha puesto sobre la mesa el urgente reconocimiento del Estado de Palestina, a pesar del boicot abierto y la férrea oposición de Estados Unidos e Israel.

El Impulso Franco-Saudita y la Promesa de Reconocimiento Histórico. Francia, con un papel protagonista, ha lanzado un claro llamado al mundo para que reconozca el Estado de Palestina. El ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, anunció que Francia está dispuesta a un reconocimiento pleno y lo hará oficialmente en septiembre, durante la próxima Asamblea General de la ONU. Esta medida es vista como un contundente rechazo a la idea de que «el campo de la guerra es victorioso sobre el campo de la paz» y una denegación categórica a los extremistas que niegan el derecho de los palestinos a existir. El presidente Emmanuel Macron ya había anticipado esta decisión, que convertiría a Francia en el primer miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y del G-7 en dar este paso. Barrot enfatizó que este reconocimiento es también un llamado a todos los pueblos y países a contribuir a la construcción de la paz.
Más allá del reconocimiento, Francia ha exigido un alto el fuego inmediato en Gaza, el levantamiento del bloqueo sobre la Franja y la Autoridad Palestina, y ha declarado que «ya no hay ninguna justificación para las operaciones militares israelíes en Gaza», donde los cuerpos llevan las cicatrices del hambre y el terror. La iniciativa franco-saudita busca generar una «dinámica colectiva» que culmine en septiembre, con la esperanza de embarcar a otros países europeos. Barrot también subrayó que Hamas debe ser desmilitarizada y excluida de cualquier forma de gobierno, y que la Autoridad Palestina debe ser reformada a fondo.
Palestina Exige el Fin de la Ocupación y la Violencia El primer ministro palestino, Mohammed Mustafa, resonó en la conferencia, afirmando que el pueblo palestino tiene un derecho inalienable a vivir libre y dignamente en su patria, con autodeterminación, retorno y la materialización de un Estado independiente y soberano en las fronteras de 1967, con Jerusalén Oriental como su capital, para coexistir en paz y seguridad con Israel. Mustafa instó a la comunidad internacional a ir «más allá de la era de la denuncia y la condena» y obligar a Israel a detener «todas las prácticas de anexión y asentamiento, que incluyen el terrorismo y la violencia de los colonos, los asesinatos y capturas, la imposición de restricciones al movimiento, el ataque a campamentos, pueblos y ciudades, su destrucción y la prevención del regreso a ellos, los ataques a los lugares sagrados islámicos y cristianos, la incautación de fondos fiscales palestinos y la amenaza de paralizar el sector bancario palestino», prácticas que, según él, buscan destruir el Estado de Palestina y la solución de dos Estados. La conferencia, espera Mustafa, contribuirá a poner fin a la guerra en Gaza, a la ocupación y a la encarnación de un Estado palestino soberano, movilizando apoyo político, financiero y económico para el gobierno palestino.

El Fuerte Boicot y la Dura Crítica de EE.UU. e Israel La audacia de esta conferencia se magnifica por la fuerte oposición de Estados Unidos e Israel, quienes la han boicoteado activamente. Un portavoz del Departamento de Estado la tildó de «un regalo para Hamás» y un «acto que podría poner en peligro la perspectiva de una resolución pacífica y a largo plazo del conflicto». Cables diplomáticos estadounidenses revelados por Reuters muestran que Washington instó a los gobiernos a «no participar», considerándola «contraproducente» y advirtiendo que el reconocimiento unilateral podría «añadir obstáculos políticos y legales significativos» y «coaccionar a Israel, y por tanto apoyar a sus enemigos». La Administración Trump, de hecho, «torpedeó» el encuentro durante semanas, intentando evitarlo.
Europa Dividida y la Solución de Dos Estados: ¿Única Opción Viable? A pesar del empuje franco-saudita, la respuesta de otros países europeos ha sido tibia. Aunque más de 140 países ya han reconocido a Palestina (incluyendo España, Suecia, Noruega, Irlanda y Eslovenia), la decisión de Francia podría generar una «dinámica» que otros sigan. Sin embargo, Alemania se ha desmarcado, no contemplando el reconocimiento «a corto plazo». El Reino Unido lo ve como parte de un «plan más amplio», y la primera ministra italiana Giorgia Meloni advierte que «reconocer el Estado de Palestina, sin que exista el Estado de Palestina, puede ser contraproducente».

Aún así, en medio de la «fase más violenta» de Oriente Próximo desde 1948, la solución de dos Estados sigue siendo evocada por diplomáticos de todo el mundo. Max Rodenbeck, del International Crisis Group, la describe como un «consenso por falta de una mejor opción», ya que «nadie tiene una alternativa mejor sobre la mesa» y es difícil reunir a la comunidad internacional en torno a otra idea. El reconocimiento francés se justifica también como una respuesta a la situación sobre el terreno, donde la política del gobierno de Benjamín Netanyahu pone en riesgo la seguridad de Israel, a la que Francia está inquebrantablemente comprometida. Además, al reconocer un Estado sin soberanía territorial, Macron reafirma la necesidad de crear un verdadero Estado palestino, previsto desde el plan de la ONU de 1947.
Los Desafíos Futuros: Garantías, Freno a la Colonización y Seguridad Regional Para que esta «perspectiva, aunque sea lejana», se materialice, la conferencia de Nueva York debe ir más allá de las declaraciones políticas y conducir a «medidas prácticas». Esto incluye:
- Garantías para Israel: Es evidente que Israel necesita garantías de que un futuro Estado palestino no será usado para destruirlo.
- Firmeza contra la apropiación de tierras: La comunidad internacional debe actuar con mucha más firmeza para detener la continua confiscación de tierras palestinas en Jerusalén Este y Cisjordania, donde la colonización israelí sigue expandiéndose.
- Normalización y seguridad regional: Los países árabes deben normalizar sus relaciones con el Estado de Israel y construir una «arquitectura común de seguridad».
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