Por primera vez en décadas, Colombia tambalea su histórica relación estratégica con Estados Unidos. Lo que comenzó como un desacuerdo diplomático ha mutado en una verdadera reconfiguración geopolítica. El presidente Gustavo Petro, conocido por su discurso crítico contra el modelo económico tradicional, tomó distancia de Washington con una frase que resuena como mantra de una nueva era: «EE.UU. es parte del mundo, no es el mundo.»

07/06/2025. Petro, quien canceló su asistencia personal a la cumbre de los BRICS en Río de Janeiro, consolidó el acercamiento de Colombia al Nuevo Banco de Desarrollo del bloque, dejando claro que la “pereza rentística” no debe regir el comercio exterior colombiano. El mensaje es nítido: Bogotá busca autonomía, multipolaridad y un modelo menos dependiente de intereses norteamericanos.
La renuncia de la canciller Laura Sarabia —pieza clave en la política exterior— marcó un punto de quiebre. Estados Unidos respondió llamando a consultas a su encargado de negocios en Bogotá. Petro, sin titubeos, contraatacó solicitando el regreso del embajador colombiano en Washington, Daniel García-Peña, para revisar siete temas clave del acuerdo bilateral, desde la transición energética hasta la revitalización de la Amazonía.
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Claves del nuevo tablero diplomático
- Diversificación estratégica: Colombia se alinea con China, Brasil y Rusia, desafiando el modelo hemisférico tradicional.
- Retórica de descolonización económica: Petro apela a una visión latinoamericanista que busca romper con estructuras de dependencia.
- Crisis institucional latente: Las tensiones externas coinciden con fracturas internas que afectan la consistencia diplomática colombiana.
En medio del escenario global fragmentado, Petro se presenta como arquitecto de un nuevo paradigma latinoamericano: uno que desafía el statu quo, apuesta por el Sur Global y busca jugar en tableros múltiples.
Redacción DHH sobre lecturas de agencias
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