Revista Semana: Petro espia a Venezuela, Nicaragua y El Salvador
En una revelación que ha sacudido los cimientos de la seguridad nacional, SEMANA ha obtenido detalles cruciales sobre una serie de acontecimientos que han dejado en estado precario a la inteligencia militar bajo el gobierno de Gustavo Petro.
08/26/2023. Lo que alguna vez fue un pilar fundamental para la ejecución de golpes contundentes a nivel internacional, como la Operación Jaque y la desarticulación de figuras clave de las FARC, ahora enfrenta una crisis que podría poner en riesgo la estabilidad del país y su lucha contra el crimen.
Desde el 7 de agosto, fecha en que Gustavo Petro asumió la presidencia, la inteligencia militar ha sido golpeada por una serie de cambios abruptos y polémicos. Los informes de SEMANA indican que movimientos estratégicos liderados por Petro y su Ministro de Defensa, Iván Velásquez, han resultado en una cascada de decisiones que han socavado la efectividad de las operaciones de inteligencia. La remoción de uniformados experimentados y traslados injustificados de personal clave han debilitado equipos fundamentales para combatir el crimen. Además, una nueva estrategia que excluye los «objetivos de alto valor» ha dejado un vacío en la identificación y neutralización de amenazas cruciales.
Los efectos de estas decisiones se han vuelto evidentes en el terreno. Información de inteligencia que apuntaba a importantes operaciones contra grupos disidentes como las FARC ha sido suprimida, a pesar de que los militares tenían a varios de los miembros en la mira. Un oficial anónimo compartió su indignación: «Todos los trabajos que se hacen fueron suspendidos… la orden fue no atacar a esos grupos». Esta tendencia ha dejado perplejos a muchos, llevando a cuestionamientos sobre las prioridades y direcciones del liderazgo militar bajo el gobierno actual.
La inquietud se intensifica con la presencia de oficiales retirados que regresaron a la institución después de acompañar la campaña presidencial de Petro. Estos oficiales, según fuentes confiables, ahora operan en las sombras, disfrutan de influencia y asesoran al Ministro Velásquez en decisiones críticas de inteligencia. Esto ha suscitado preocupaciones sobre una posible influencia política en los asuntos de seguridad, socavando aún más la confianza en el liderazgo y la dirección de la inteligencia militar.
Uno de los mayores factores de inestabilidad en la estructura de inteligencia es la rotación constante de líderes en unidades estratégicas. La unidad de mayor importancia, el Comando de Apoyo de Combate de Inteligencia Militar (Caimi), ha experimentado relevos frecuentes. Expertos en inteligencia advierten que esta rotación inusual tiene el potencial de perturbar gravemente las operaciones y poner en riesgo la coherencia y la continuidad.
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En particular, la Brigada de Inteligencia Militar número 1 y 2 ha sufrido un cambio constante en el liderazgo, dejando a estas unidades críticas en un estado de inseguridad operativa. En un contexto donde la experiencia y la estabilidad son esenciales, esta fluctuación constante es percibida como anormal e inconveniente.
La preocupación se amplifica debido a la falta de experiencia en los nuevos líderes en áreas cruciales de contrainteligencia. Los cambios en los niveles de mando, incluido el nombramiento de tenientes coroneles para roles tradicionalmente ocupados por coroneles, han despertado dudas sobre la idoneidad y la competencia en la toma de decisiones cruciales.
El gobierno de Petro se enfrenta a una creciente ola de críticas y escrutinio a medida que se desvelan los detalles de la crisis en la inteligencia militar. La destreza en inteligencia, una vez considerada una de las fortalezas de Colombia en su lucha contra la criminalidad, está en peligro de disiparse debido a decisiones cuestionables y una aparente politización de las operaciones de seguridad. Las ramificaciones de esta situación podrían extenderse mucho más allá del ámbito militar, amenazando la seguridad nacional en su conjunto.
A medida que Colombia enfrenta desafíos internos y externos, la capacidad de la inteligencia militar para prever amenazas, identificar objetivos clave y ejecutar operaciones de alta importancia es crucial. La historia recuerda los éxitos resonantes alcanzados bajo su paraguas, pero la pregunta que ahora prevalece es si el gobierno actual podrá restaurar la confianza y la eficacia en esta esfera fundamental de seguridad. En medio de la incertidumbre, Colombia observa atentamente cómo se desarrolla esta crisis y cómo el Gobierno Petro responderá a la grave herida que ha infligido a la inteligencia militar.
Redacción DHH con información pública de semana.com
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