Tras semanas de escalada retórica y amenazas económicas, el presidente Donald Trump y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acordaron una tregua comercial disfrazada de pacto. El resultado: Estados Unidos impone un arancel del 15% sobre la mayoría de los productos europeos. Aunque esta cifra esquiva el proyectado 30% que Trump contemplaba como castigo, sigue siendo un golpe tarifario de gran magnitud.

07/27/2025. Aeronaves, semiconductores y ciertos químicos fueron excluidos por su valor estratégico, pero automóviles, fármacos y tecnología europea se enfrentarán al nuevo muro fiscal. Las empresas del viejo continente ya anticipan pérdidas, mientras los consumidores estadounidenses verán subir los precios en sus tiendas.
La UE, en su intento por evitar una crisis abierta, acordó también importaciones energéticas desde EE.UU. por valor de 750.000 millones de dólares y 600.000 millones en nuevas inversiones, dando un giro brusco a su dependencia del suministro ruso.
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Von der Leyen calificó el acuerdo como “lo mejor que pudimos lograr”, mientras Berlín y Bruselas digieren el costo político y económico de esta concesión.
El pacto garantiza “estabilidad”, sí, pero a costa de un crecimiento europeo que ya ha sido recortado del 1,3% al 0,9%.
Además, el acuerdo incluye la eliminación total de aranceles en sectores estratégicos como la aeronáutica, ciertos productos químicos, genéricos, equipos de semiconductores, productos agrícolas seleccionados y materias primas esenciales.
Redacción DHH sobre lectura de agencias.
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