¿Podría acabar Donald Trump en la cárcel y seguir siendo un líder político influyente? Esa es la pregunta que surge después de conocerse que el ex presidente de Estados Unidos se entregará probablemente a la justicia neoyorquina el martes.

Trump afronta una investigación por fraude fiscal y de seguros, y por falsificación de documentos empresariales. Si es condenado a prisión, ¿cómo podría dirigir el país desde una celda? Según la ley estadounidense, un imputado, un juzgado o un condenado en prisión puede optar a la Presidencia, pero dirigir un país desde la cárcel es algo difícil de imaginar.

El Servicio Secreto se encargará de su seguridad, pero quedan muchas incertidumbres, como si los agentes permitirán que Trump haga el «paseíllo» al que se someten todos los detenidos en Nueva York. Si bien la ley no tiene respuesta a estas preguntas, la gran cuestión es si Trump se entregará o no.

Según sus allegados, lo hará voluntariamente. Otra incógnita son los testigos, que incluyen a la actriz pornográfica Stormy Daniels y a Michael Cohen, ex jefe del equipo jurídico de la Organización Trump. Cohen, que ha sido condenado por fraude fiscal y violación de la legislación sobre financiación de campañas electorales, ha pasado tres años en la cárcel y se ha convertido en el enemigo público número uno de Trump.

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Es poco probable que la Fiscalía del Distrito Sur de Manhattan se haya lanzado a un caso de una envergadura histórica sin tener pruebas sólidas, pero la respuesta solo se conocerá en las próximas semanas o meses. Mientras tanto, Trump sigue liderando, con una gran ventaja, las encuestas del Partido Republicano a las elecciones de 2024. Las únicas cosas que podrían impedirle presentarse son problemas de salud o perder las primarias.

En definitiva, si Trump acaba en la cárcel, la ley no impediría que siguiera siendo una figura política influyente, pero los problemas prácticos de dirigir un país desde una celda hacen difícil imaginar una presidencia eficaz en esas circunstancias.

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