El mundo del fútbol y la arena política estadounidense se han sacudido tras las explosivas declaraciones del presidente Donald Trump, quien ha amenazado con cambiar las ciudades anfitrionas de la Copa del Mundo 2026 si considera que no cumplen con los estándares de seguridad necesarios. La advertencia apunta directamente a ciudades gobernadas por la izquierda, a las que el mandatario calificó de ser dirigidas por «extremistas» y «lunáticos de la izquierda radical que no saben lo que hacen».

09/26/2025. En una rueda de prensa desde el Despacho Oval, Trump fue contundente: «Si creemos que alguna ciudad puede ser mínimamente peligrosa para el Mundial… no lo permitiremos, lo trasladaremos a otro lugar». El foco principal de su preocupación recae en ciudades demócratas como Los Ángeles, San Francisco y Seattle. Estas urbes, que se preparan para recibir a miles de aficionados, están en la mira del presidente debido a lo que él percibe como un aumento en los índices de criminalidad y problemas de orden público.
La amenaza no se limita al Mundial, ya que Trump extendió su advertencia a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, dejando claro que su postura es firme en cuanto a la seguridad de los megaeventos deportivos en el país. Como medida de fuerza, el presidente ya ha desplazado tropas de la Guardia Nacional a algunas de estas localidades, lo que ha provocado fuertes enfrentamientos y tensiones con los líderes locales.
El contragolpe: logística, contratos y la FIFA
A pesar de la firmeza del mandatario, la viabilidad de un cambio de sedes a estas alturas es cuestionable. Existen contratos ya firmados con la FIFA, y la organización de fútbol es la única entidad con la autoridad para modificar las sedes de un Mundial. Aunque la relación cercana entre Trump y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, es un factor a considerar, un cambio de esta magnitud a menos de nueve meses del torneo parece improbable. Infantino, por su parte, ha expresado su «plena y total» confianza en el gobierno estadounidense para garantizar el éxito del evento.
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El Mundial 2026, coorganizado por Estados Unidos, México y Canadá, será el más grande de la historia y Estados Unidos albergará la mayoría de los partidos en once ciudades. Seattle tiene programados seis encuentros en el Lumen Field y el área de la Bahía de San Francisco otros seis en el Levi’s Stadium. Un cambio de sede representaría un desafío logístico monumental y un duro golpe económico para las ciudades afectadas. Como posibles alternativas, Trump mencionó a Memphis y Chicago.
Mientras tanto, la incertidumbre crece. Otros factores que podrían complicar el panorama son la posible participación de Israel en el torneo, lo que podría aumentar las protestas, y los disturbios en ciudades como Chicago, que aunque no es sede, preocupa a la administración. La cuenta regresiva sigue su curso, con el sorteo de la fase de grupos programado para el 5 de diciembre en Washington D.C., un evento al que se espera la asistencia del propio presidente Trump. El balón está en el aire, y el partido entre la política y el deporte apenas comienza.
Redacción Tony Romero para DHH.
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