El presidente estadounidense, Donald Trump, se encuentra bajo intensa presión y busca urgentemente una salida estratégica que le permita evitar una invasión militar a Venezuela, según el análisis del experto John Feeley, exembajador de Estados Unidos en Panamá.

12/14/2025. Feeley, considerado un cuadro clave del Departamento de Estado para América Latina, renunció en 2018 por desacuerdos con la política regional del gobierno de Trump.
Feeley, quien en su momento fue una de las bajas más notables de la diplomacia estadounidense, lamentó identificar las mismas directrices de política regional en la segunda temporada de Trump en la Casa Blanca. Trump, cuyos años formativos se dieron en la Nueva York de los años 70, percibe la geopolítica a través del mismo prisma que utilizaba en las batallas del mercado inmobiliario local. Divide el planeta en zonas de influencia, identifica líderes que considera débiles o fuertes, y espera que aquellos debajo de México, como los presidentes Javier Milei de Argentina y Nayib Bukele de El Salvador, sean incodicionales.
El error de cálculo
El exembajador señala que Washington no posee una estrategia clara para Venezuela más allá del instinto de Trump. El presidente fue convencido por consejeros cercanos, entre ellos el secretario de Estado Marco Rubio, de que una simple exhibición de fuerza militar en el Caribe sería suficiente para forzar la renuncia de Nicolás Maduro. Estos asesores, alineados con la oposición venezolana, invirtieron en el cambio de régimen, impulsados en parte por el deseo de satisfacer al círculo cercano de Trump en Florida, que incluye a las comunidades cubana y venezolana, parte crucial de su coalición. Además, le vendieron la idea de que la caída de Maduro sería el preludio para el fin de la Cuba castrista.
Trump había garantizado a su base de la «América Profunda» —que presenció a familiares y vecinos pagar el coste de las «guerras sin fin» en Irak y Afganistán— que ese escenario no se repetiría. Sin embargo, la promesa se frustró. Tres meses después de los ataques a embarcaciones en el Caribe (que la Casa Blanca alegó transportaban drogas) y con más de 85 muertos, Trump no logró librar al continente del «cáncer del chavismo» y, peor aún, se creó una crisis propia al ser acusado de cometer crímenes de guerra.
El cambio de guión: estrangulamiento y narrativa de victoria
Molesto por haber sido engañado y sintiéndose acorralado, Trump necesita una «narrativa de victoria» que sea aceptable para su base electoral antes de las elecciones que decidirán el control del Congreso. El republicano busca conseguir esta victoria mediante el estrangulamiento económico de Caracas y la «demostración gráfica de que destruyó el narcotráfico». Este enfoque se ilustra con acciones recientes, como la captura por parte de EE.UU. de un petrolero venezolano.
A pesar de que la fuerza militar estadounidense desplegada en el Caribe es «impresionante,» con al menos 2.200 soldados altamente entrenados, es insuficiente para una invasión completa del país. La fuerza es letal y capaz de realizar ataques quirúrgicos contra el tráfico, dispositivos militares o incluso el Palacio de Miraflores, y ejecutar operaciones tipo la eliminación de Osama bin Laden, pero una invasión supondría un riesgo de bajas estadounidenses, lo que complicaría a Trump en las elecciones del próximo año. Washington debe considerar el armamento ruso de defensa, la presencia de agentes cubanos y la contrainteligencia chavista.
El escenario más probable, según Feeley, incluye ataques con misiles Tomahawk en los próximos días en el oeste del país para destruir centros operativos del tráfico de drogas. Después de estos ataques, Trump declarará la victoria y construirá la narrativa de que el objetivo primordial siempre fue diezmar el narcotráfico. Posteriormente, se retomaría el contacto diplomático con una Caracas debilitada económicamente para asegurar, entre otros puntos, una explotación petrolera más ventajosa y la transición democrática, con el enviado especial Richard Grenell regresando para conversaciones sobre nuevas elecciones. Una historia de éxito sin la pérdida de vidas americanas «puede ser comprada por el trumpismo».
En un detalle aparte, Trump también aprovechó la ocasión para criticar nuevamente a sus aliados europeos, esta vez por su política migratoria.
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El papel de Brasil
En este complejo panorama, Feeley sugiere que Brasil podría desempeñar un papel crucial. Debido a la frontera compartida, la seguridad nacional, los refugiados y la cuestión indígena, Venezuela representa un interés legítimo para Brasilia. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, descrito como un negociador experimentado, tiene la oportunidad de presentarse como un estadista capaz de dialogar con ambos bandos y ser de gran utilidad para Trump, quien se encuentra en una situación muy difícil. Lula ya demostró su capacidad al convencer a la Casa Blanca de escuchar al Itamaraty en la crisis tarifaria en lugar del diputado Eduardo Bolsonaro.
Redacción libre de Elena Calzadilla sobre lecturas de entrevistas a John Feeley.
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