EE.UU. le explota el dolor de cabeza con el tema Tylenol, y Trump dice que en Cuba no lo toman y no hay autismo

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado una intensa controversia en el ámbito médico y farmacéutico al limitar el uso de Tylenol en mujeres embarazadas y recién nacidos, asociando directamente este popular medicamento con el autismo. Durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, Trump calificó la situación del autismo en el país como una «crisis horrible» y apuntó directamente al Tylenol, cuyo principio activo es el paracetamol o acetaminofén.

Imagen recreada con IA

El mandatario anunció su decisión el 21 de septiembre durante el funeral de Charlie Kirk, un escenario inesperado para un tema de esta índole, sobre todo porque la persona fallecida no padecía dicha condición. Trump declaró que planea aconsejar a las mujeres embarazadas limitar el uso de Tylenol a menos que sea médicamente necesario, recomendando su consumo solo en casos de «fiebre alta» o «fiebres extremas» y bajo supervisión médica. Su administración ordenó que el medicamento sea etiquetado en los puntos de venta con una advertencia sobre el riesgo que podría conllevar. «No consuman Tylenol, no se lo den a los niños», repitió Trump más de 10 veces durante su intervención.

La medida se fundamenta en un presunto vínculo entre el consumo de paracetamol durante la gestación y el aumento de casos de autismo en Estados Unidos. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), la tasa de niños de 2 años con autismo alcanzó el 2.77% en 2020. Más recientemente, datos de la Red de Monitoreo del Autismo y las Discapacidades (ADDM) indican que 1 de cada 31 niños es diagnosticado con trastorno del espectro autista (TEA), un aumento respecto a la cifra anterior de 1 de cada 36. Trump y su secretario de Salud, Robert Kennedy Jr., han utilizado estos datos para justificar su postura, aunque anteriormente habían apuntado, sin pruebas, a la vacunación como posible responsable.

La comunidad científica, sin embargo, se encuentra dividida. Algunos estudios, como una revisión liderada por el decano de la Escuela de Salud Pública de Harvard, sugieren que los bebés expuestos a Tylenol durante el embarazo podrían tener un mayor riesgo de autismo y otros trastornos del neurodesarrollo. De manera similar, un estudio de la Escuela de Medicina Icahn del Mount Sinai señaló que la exposición prenatal al paracetamol podría aumentar el riesgo de TEA y TDAH.

No obstante, la evidencia es inconsistente e inconclusa. Un estudio de 2024 de la Universidad de Durham no encontró ninguna relación entre el uso de paracetamol y el autismo. Además, un importante estudio sueco que analizó a 2.4 millones de niños, realizado por la Universidad Drexel y el Instituto Karolinska, concluyó que el uso de paracetamol durante el embarazo no se asoció con el riesgo de autismo al comparar hermanos expuestos y no expuestos, lo que sugiere que los factores familiares explican la asociación observada inicialmente. El epidemiólogo Eric Ding citó este estudio para refutar las afirmaciones del presidente. La Fundación de Ciencia del Autismo también ha señalado que se necesitan más estudios para llegar a una conclusión definitiva.

La respuesta del fabricante de Tylenol

Ante las declaraciones del presidente, Kenvue, la empresa farmacéutica fabricante de Tylenol, rechazó firmemente las afirmaciones. En un comunicado a la BBC y en una entrevista con The New York Times, la portavoz de la compañía, Melissa Witt, declaró: «Discrepamos rotundamente de cualquier sugerencia contraria a la ciencia independiente«. La empresa defendió el uso del medicamento y aseguró que «la ciencia independiente y confiable demuestra claramente que el consumo de acetaminofén/paracetamol no causa autismo».

Kenvue, una empresa escindida de Johnson & Johnson que genera ventas anuales de alrededor de 1,000 millones de dólares con esta marca, expresó su profunda preocupación por el riesgo que estas declaraciones suponen para la salud de las futuras madres. La compañía argumentó que el paracetamol sigue siendo la opción más segura para el dolor y la fiebre durante el embarazo y que, sin él, las mujeres se verían forzadas a soportar sus dolencias o a recurrir a alternativas más riesgosas.

El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (ACOG, por sus siglas en inglés) respaldó esta postura, emitiendo un comunicado en el que asegura que el paracetamol es seguro. El Dr. Steven J. Fleischman, presidente de la organización, advirtió que las enfermedades que se tratan con este fármaco durante el embarazo, como la fiebre, «son mucho más peligrosas que cualquier riesgo teórico y pueden causar graves problemas de salud». Un médico en una entrevista añadió que no tratar la fiebre en el embarazo probablemente tiene efectos adversos más preocupantes que tomar el medicamento.

La polémica mención a Cuba

En un giro inesperado, Trump introdujo a Cuba en el debate, sugiriendo una conexión entre la supuesta ausencia de Tylenol en la isla y una baja incidencia de autismo. «Hay un rumor, que no sé si es cierto o no, de que en Cuba no tienen Tylenol porque no tienen dinero para ello y virtualmente no tienen autismo», comentó el presidente, pidiendo a los periodistas que lo verificaran. Añadió que esperaba que otros países siguieran su decisión de limitar el uso del medicamento.

Esta afirmación ha sido recibida con escepticismo, ya que no se presentaron datos concretos para respaldarla. Mientras tanto, el debate ha trascendido los laboratorios para instalarse en el escenario político nacional, planteando serias preguntas sobre la promoción de políticas de salud pública sin un consenso claro en la comunidad científica.

Redacción Tony Romero para DHH

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