La noche del 12 de diciembre fue testigo de un episodio de alta tensión aérea cerca de las costas de Venezuela, cuando al menos cinco aviones de combate de Estados Unidos habrían apagado sus radares mientras sobrevolaban la zona. Rastreadores de aeronaves capturaron en tiempo real el curso de las naves, revelando que cinco aviones de la Armada, específicamente EA-18G Growler, estuvieron presentes sobre parte del territorio venezolano.

12/12/2025. Aunque inicialmente los radares estaban activos, la información posterior evidenció que fueron desactivados, en una aparente maniobra que quedó confirmada por imágenes compartidas en redes sociales, que mostraban a una de las naves sobrevolando Los Roques.
Estos movimientos en el espacio aéreo venezolano se produjeron inmediatamente después de las severas advertencias emitidas por el presidente Donald Trump sobre el inicio inminente de ataques terrestres focalizados en el narcotráfico. El mandatario defendió las acciones militares previas en el Mar Caribe, anunciando una nueva y crucial fase centrada en operaciones por tierra. Trump sustentó que su administración «sabemos todo sobre ellos» para justificar la ofensiva, y afirmó que si bien habían logrado erradicar el 96% de las drogas que ingresaban por agua, las operaciones por tierra serían «mucho más fácil».
Las declaraciones no se limitaron únicamente a Venezuela, sino que se ampliaron a cualquier país latino que produzca y venda drogas a Estados Unidos, señalando que dichas naciones son «sujeto a ataques». Trump insistió en que el objetivo de estas acciones militares no es geográfico, sino las «gente horrible responsable de introducir drogas y causar muertes» a los ciudadanos estadounidenses, con el fin de proteger a la juventud y a las familias de su nación.
La presencia de estas aeronaves se suma a un incidente previo ocurrido el 9 de diciembre, cuando dos aviones de combate F-18 de EE. UU. ingresaron al espacio aéreo venezolano sobre las aguas del Golfo de Venezuela por aproximadamente 40 minutos. Esos aparatos realizaron varias idas y venidas antes de dirigirse hacia un punto cercano a Aruba, donde se presume que se encontraba el portaaviones USS Gerald Ford, el más grande y sofisticado de Estados Unidos.
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En respuesta a este despliegue aeronaval y la escalada de amenazas, el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, manifestó que Estados Unidos «quiere» y «pretende» desatar «una guerra en Latinoamérica y en el Caribe». Padrino López calificó al Gobierno estadounidense como un «instrumento para la guerra,» y advirtió que buscan «nuevamente devolver en sacos, en bolsas negras y en urnas a ciudadanos contribuyentes, jóvenes de la sociedad norteamericana». A pesar de esta tensión, el jefe militar recalcó que Venezuela sigue «clamando por la paz», aunque mantiene una postura de estar «alzado» y en «rebeldía» contra lo que describe como la «acción nefasta» del «imperialismo norteamericano». Nicolás Maduro ha calificado este despliegue como una «amenaza» directa con el objetivo de propiciar un cambio de régimen en su país.
Redacción Elena Calzadilla para DHH.
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