Sin dudas que ha sido el contrapeso mas importante contra Nicolás Maduro. Llegó por una carambóla política, pero el tiempo, el desgaste interno, las miserias humanas, y la inexperiencia han hecho mella a quien todos los ojos del mundo ponen su vista para el cambio de timón político en Venezuela.

Hay que reconocerle que como dicen en su país, le ha echado pichón. Su palestra política era de un año y ya va por seis. No le ha huido al combate, aún siendo un peso mosca buscando el campeonato mundial de los pesos pesados. No hay que quemarse las manos por nadie, pero pudo en este tiempo, asilarse, correr a otro país, gozar los beneficios de luchar contra lo que muchos consideran una dictadura, sin embargo apostó a quedarse. Pero eso, que al momento lucía esperanzador, el David contra Goliat, ha cambiado.

Con una realidad política, donde el tiempo juega con la desesperanza, el nacido el 28 de julio de 1983 en la Parroquia Caraballeda ​ de la ciudad de La Guaira, ha devenido en otros rumbos.

No entendió que el no era Guaidó ya, que era un emblema, y que los comunistas estan viendo a un plazo más largo que el juego concreto, que las cartas las marcan.

MONÓMEROS, LA GUINDA DEL PASTEL.

Muerto quieres misa, diría Maduro y su combo, ante el despelote que significa esta empresa que fué el antes y el despúes en la vida política de Guaidó. Su error es irse por las ramas en este tema. No asumir compromiso, esquivar las preguntas, no decir, fue Rosales, Guanipa o Borges. A Petro no le tembló el pulso para sacar a Piedad Córdoba y enviar a su hermano a los confines de las cárceles norteamericanas. Eso lo deja bien parado. En cambio el chapulin de quienes adversan a Maduro titubea, hace de avestruz y ahora le llegan las facturas por correo electrónico. Dicen los abogados que por omisión también se peca.

Ahora ya no es el elegido, sino el peor es nada para muchos. Con niveles bajos de aceptación, y que solo lo mantiene vivo el ser cabeza de proa de los Estados Unidos y la Union Europea para justificar la lucha a favor de la democracia en Venezuela.

Quien comenzó siendo un Toyota techo duro, ha decantado en un Chevrolet Optra, y sin dinero para repararle la caja. Viene un proceso electoral para escoger el nuevo líder de la oposición en Venezuela, y Guaidó hace la cola. Por su futuro político debe replantearse como el ave Fénix, pero sin convertirlo en un pajarraco.