Un panorama preocupante emerge desde la región, revelando un complejo entramado de desplazamientos de ciudadanos desde Suramérica, Venezuela hacia Irán, bajo la sospecha de que estarían recibiendo entrenamiento militar. Según informes de inteligencia exclusivos a los que tuvo acceso el diario El Tiempo de Bogotá, estas personas tendrían vínculos con grupos armados como el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Dehablahispana leyó el texto del portal www.eltiempo.com y hacemos un análisis al respecto.

08/20/2025. La alerta, que ha puesto en vilo a diversas agencias de seguridad en la región, no es un fenómeno reciente. Registros de inteligencia colombianos documentan esta situación desde 2016, cuando se identificaron alertas migratorias por viajes de ciudadanos hacia Irán a través de canales asociados con centros religiosos. Casos específicos revelaron que familias que viajaron y regresaron mostraban «cambios evidentes» en sus creencias y afiliaciones religiosas, siendo clasificadas como «proiraníes» por las autoridades.
Lo que eleva la preocupación es que estos desplazamientos se enmarcan en «fachadas culturales, lingüísticas, religiosas y académicas». Venezuela, en particular, se ha consolidado como el epicentro para la «planificación, selección, logística y coordinación» de estos movimientos, no solo de colombianos sino también de ciudadanos de terceros países. En este entramado convergen actores estatales y paraestatales con representación iraní, junto con la presencia de apoderados de Hezbolá y grupos armados/narcoterroristas colombianos.
El proceso de captación y formación
Los informes que muestra eltiempo.com detallan un meticuloso proceso de «captación» que incluye varias fases:
- Entrevistas y verificación de lealtad/afinidad.
- Evaluación psicosocial.
- Ofrecimiento de cursos de persa, becas de «estudios islámicos», «intercambios científicos/tecnológicos», seminarios culturales y cursos de idiomas.
Los puntos de captación se ubican principalmente en centros culturales iraníes, con el de Caracas y sus nodos satélite como focos clave, así como en asociaciones religiosas y organizaciones comunitarias en Colombia. En estos lugares, estructuras guerrilleras y narcoterroristas con presencia en Venezuela actúan como intermediarios para identificar a jóvenes vulnerables y afines a la causa.
Se ha reportado que jóvenes viajan a Irán con el propósito inicial de recibir instrucción ideológica, aunque la información recabada sugiere que estas capacitaciones podrían incluir «módulos de adiestramiento militar». Esta combinación de formación amplía significativamente la capacidad de influencia y el potencial de participación en actividades de seguridad estratégica, tanto dentro como fuera de la región.
Rutas y movilidad atípica
La movilidad de estas personas presenta «indicadores clave» que sustentan la alerta, como el aumento de visas culturales y estudiantiles vinculadas a centros iraníes, el incremento de viajes juveniles con itinerarios «curados» y una actividad transfronteriza atípica.
Las rutas identificadas tienen a Caracas como el principal punto de salida y entrada hacia destinos de Medio Oriente y Europa. En ciertos periodos, Managua ha servido como alternativa para descongestionar flujos y ampliar la conectividad. A nivel terrestre, las fronteras entre Colombia y Venezuela, particularmente en Norte de Santander (Cúcuta–San Antonio/Ureña) y en Arauca–Apure, se han consolidado como corredores de alta movilidad. La documentación utilizada, como invitaciones académicas o culturales, a menudo carece de trazabilidad o justificaciones consistentes, levantando más sospechas.
El retorno y la amenaza «Operativa»
En el reporte de www.eltiempo.com, el seguimiento a los perfiles de estas personas al retornar revela que no siempre vuelven con una misión asignada de inmediato. No obstante, los reportes de inteligencia contemplan la posibilidad de que algunos «podrían actuar por iniciativa propia o ser posteriormente guiados para ejecutar operaciones terroristas específicas».
Un cambio en los esquemas del terrorismo internacional es notorio: se ha observado una transición del uso de atacantes suicidas o «lobos solitarios» hacia la figura de «operarios». Estos individuos son entrenados para ejecutar una acción planificada y luego retirarse del lugar, disponiendo de rutas y protocolos de escape.
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¿Nexos con el ELN y Hezbolá?
Los reportes de inteligencia incluyen un análisis que sugiere que estas personas podrían ser integrantes del ELN e incluso de Hezbolá. La coincidencia más relevante entre ambas estructuras, según la evaluación, es su priorización de la acción política sobre la militar. Este enfoque les permite fortalecer su base social y política antes de intensificar sus operaciones armadas, otorgándoles un considerable margen de maniobra en sus zonas de influencia.
El modelo operativo del ELN, según registros de inteligencia, ha incorporado mecanismos de penetración en comunidades rurales y urbanas, estableciendo vínculos con líderes sociales y, en algunos casos, logrando acceso a estructuras políticas locales. Además, se han reportado episodios de infiltración en sectores de la Fuerza Pública, lo que potencia sus capacidades de información y articulación en el terreno. Estas dinámicas son objeto de seguimiento constante por parte de las agencias de seguridad, ya que demuestran que las acciones militares no son el único factor determinante para su permanencia.
Redacción DHH sobre lectura de noticias de eltiempo.com
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