Soy latino, ¿por que Trump tiene que ser así? No lo entiendo (intentamos explicarle)
El Pensamiento de Donald Trump tiene una gran diferencia con la visión latinoamericana. Para intentar entenderlo debemos manejar tres conceptos y filosofías que estan distantes de nuestra forma de pensar: Destino Manifiesto, Estado Profundo y la Agenda 2025

02/08/2025. Tony Romero L.
En un contexto global en el que la confrontación de ideas se torna cada vez más evidente, la política exterior y doméstica de Donald Trump se erige como el reflejo de una tradición estadounidense centenaria, la del “Destino Manifiesto”. Al mismo tiempo, en América Latina resuena un llamado a la autodeterminación y la soberanía, en franca oposición a las políticas expansionistas y a las narrativas del “Estado Profundo”. El choque entre estas dos visiones se materializa en la denominada Agenda 2025, un proyecto que promete redefinir el poder y la influencia de Estados Unidos en el escenario mundial.

El Destino Manifiesto: Deber Histórico y Doctrina Expansionista
Desde su independencia, Estados Unidos se ha construido bajo la idea del Destino Manifiesto, una convicción que justificó la expansión territorial y la intervención en otras naciones. En el siglo XIX, esta doctrina fue el fundamento para la anexión de Texas y la guerra contra México (1846-1848), procesos que, a los ojos de muchos, constituyeron un mandato divino para el desarrollo del país. El periodista John O’Sullivan, entre otros defensores, proclamó que EE. UU. tenía no solo el derecho, sino el deber de expandirse para asegurar el progreso de su pueblo.
Aunque Donald Trump rara vez alude explícitamente a esta doctrina, su política exterior y su emblemático lema “Make America Great Again” reavivan este espíritu expansionista. Trump vislumbra a Estados Unidos como una nación destinada a liderar la economía global, a fortalecer su ejército y a ejercer una presión decidida sobre otras potencias, sin espacio para compartir su influencia. Así, el legado del Destino Manifiesto se reintegra en un discurso contemporáneo que apuesta por la supremacía y el nacionalismo.
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El Estado Profundo: La Batalla Contra un Enemigo Interno
Otro pilar en la narrativa trumpista es la existencia de un “Estado Profundo”, una supuesta red de burocracias, agencias de inteligencia y medios de comunicación que operan en la sombra para frenar su agenda y mantener el statu quo globalista. Durante su mandato, Trump denunció a instituciones como el FBI y la CIA, y sectores del Congreso, presentándolos como obstáculos internos a su visión de un gobierno soberano y nacionalista. Esta retórica se ha traducido en propuestas radicales, como la sugerencia de figuras afines —entre ellas el congresista Matt Gaetz— de abolir al FBI y otras instituciones de seguridad interna, además de revertir políticas implementadas por administraciones previas en áreas clave como medio ambiente, inmigración y diversidad.
Para muchos en Estados Unidos, esta lucha contra el “Estado Profundo” es vista como una confrontación necesaria contra una élite que amenaza la verdadera voluntad popular. Sin embargo, en América Latina, esta narrativa se recibe con escepticismo. Históricamente, la región ha sido objeto de intervenciones justificadas con retóricas similares, que en la práctica han servido a intereses corporativos y geopolíticos más que al bienestar de sus pueblos.
En el caso de USAID, veamos el siguiente video:

La Agenda 2025: Un Proyecto de Restauración y Consolidación del Poder
El año 2025 se perfila como un hito en la política estadounidense y global, marcando la posible consolidación del proyecto de Trump en un segundo mandato. Su llamada a la “restauración” se materializa en una serie de reformas radicales destinadas a desmantelar estructuras que, según él, obstruyen el crecimiento y la soberanía nacional. Entre las medidas propuestas se encuentran una revisión profunda del comercio internacional, un endurecimiento en las políticas migratorias y un mayor énfasis en la militarización, todo enmarcado en una estrategia para consolidar el poder.
Stephen Bannon, exasesor de Trump, delineó un plan que buscaría “inundar la zona” con iniciativas que debilitaran a la oposición. Entre estas, se encuentran acciones como el despido de inspectores generales, la revocación de autorizaciones de seguridad y la congelación de contrataciones en el sector federal. Estas políticas buscan asegurar el control absoluto del aparato gubernamental y reconfigurar la forma en que Estados Unidos se relaciona con el mundo, reafirmando su papel hegemónico.
Trump vs. Latinoamérica: Expansionismo frente a la Autodeterminación
La confrontación de visiones se hace especialmente patente en la relación entre Estados Unidos y América Latina. Mientras Trump y sus seguidores abogan por una política expansionista —que incluye medidas agresivas como la imposición de aranceles a México y Colombia, amenazas de recuperar el Canal de Panamá y la clasificación de cárteles como organizaciones terroristas—, la mayoría de los países latinoamericanos defienden la soberanía y el derecho a la autodeterminación.
El pensamiento político en la región se ha forjado en torno a la lucha contra el colonialismo y el imperialismo, una herencia que remonta a figuras históricas como Simón Bolívar y que se refleja en las actuales luchas soberanistas. Para muchos líderes y movimientos en América Latina, cualquier intento de reimposición de la influencia estadounidense es visto con recelo y se interpreta como un eco del pasado, en el que las intervenciones norteamericanas no buscaban más que servir intereses propios.
Conclusión: Dos Mundos en Conflicto
La dualidad entre el legado del Destino Manifiesto y la narrativa del Estado Profundo, frente a la firme aspiración de autodeterminación de América Latina, marca un punto de inflexión en las relaciones hemisféricas. Mientras la visión de Trump encarna un deseo de reafirmar la supremacía y la hegemonía estadounidense a través de una agenda audaz y disruptiva, los países latinoamericanos insisten en la necesidad de construir un futuro basado en la soberanía y el respeto mutuo, libre de injerencias externas.
El año 2025 se presenta, así, como un escenario crucial donde se definirá si prevalecerá el expansionismo o si, por el contrario, los pueblos de la región continuarán avanzando hacia un modelo de desarrollo independiente, en el que la historia y la identidad nacional sean los ejes centrales de su política. En este choque de ideologías, el futuro de las relaciones globales y hemisféricas pende de un delicado equilibrio entre dos mundos con visiones profundamente enfrentadas.
Redacción Tony Romero con apoyo de IA.