Activista cubano Lucio Enríquez: ‘La dictadura es insostenible y va a caer’
Lucio Enríquez Nodarse es un médico cubano residente en España y activista de los derechos humanos que busca la libertaqd en Cuba. A Lucio Enríquez Nodarse lo vimos el pasado mayo entrar a la sala Galileo Galilei, en Madrid, donde actuaba Buena Fe. Luego de que la agrupación finalizara uno de sus temas, comenzó a gritar: “¡Viva Cuba! ¡Patria y Vida! Libertad para los presos políticos!”.
08/08/2023. En la transmisión en vivo que publicó en sus redes también vimos cómo unos segundos después presuntos agentes de la Policía política cubana, que se encontraban como guardias de seguridad, corrieron hacia Lucio y el doctor cubano Emilio Arteaga, quien lo acompañaba, y los golpearon a ambos.
Lucio, con el rostro ensangrentado dijo después: “¡Esto no es nada para los golpes que ha recibido el pueblo cubano durante los últimos 63 años, por eso los llevo con mucho orgullo!”.
Enríquez Nodarse nació en Bauta, en las afueras de La Habana, 50 años atrás. Vivió en Cuba hasta 1997 cuando tomó su título de médico y emigró a Argentina. Ocho años después, el galeno decidió probar suerte en España, donde reside actualmente.
En los últimos años, se ha convertido en una de las voces más críticas contra el régimen de la Isla desde España. Hoy CubaNet conversa con el activista sobre el país que dejó atrás y al que le gustaría volver.
―¿Cómo es la Cuba que recuerdas?
―La última vez que visité Cuba fue en el año 2018, exactamente en noviembre. Ya había viajado a Cuba en varias oportunidades, pero cada año que iba podía ver la decadencia del país, el deterioro. Cada año sentía que ya no pertenecía a ese lugar. Mi pueblo, Bauta, estaba con las calles destruidas, la gente flaca, mis vecinos empobrecidos, sentía tristeza por ver todo eso: el abandono, las casas sin pintar y destruidas.
Luego, cuando caía la noche y casi todo quedaba a oscuras, comparaba esa escena con la de un país devastado por una guerra. Honestamente cuando iba a la Isla, al segundo o tercer día de ver a mi familia tenía ganas de regresar a mi mundo real. Me preguntaba: ¿Qué hago aquí?
Me quedan algunos familiares en Bauta: tías, primos/as, mi abuelo por parte de padre que aún vive, mis padres; pero a Cuba no volveré. Que los vuelva a ver dependerá de si se termina esa dictadura antes que ellos mueran.
―¿En qué momento empezaste a ser frontal contra la dictadura y cómo rompiste ese miedo con el que crecemos los cubanos?
―Al regresar de mi último viaje a Cuba a finales de 2018, conocí al influencer Alex Otaola a través de su programa. Me llamaba la atención aquel personaje: su forma de comunicar, sus ademanes, sus pulsos sonando en la muñeca. Escuchándolo tuve un despertar en la conciencia de cómo nos utiliza la dictadura para enriquecerse y mantener el poder.
Por ejemplo, cada vez que iba a Cuba me gastaba unos 15.000 euros como promedio. Con ese dinero recorro medio mundo. De hecho, he viajado bastante y puedo comparar. Ahí empecé a tener conciencia de lo mal que la pasaban mis vecinos, de su pobreza; y me parecía moralmente cuestionable el ir a derrochar dinero allí, mientras los demás no tenían nada.
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Comprendí que nuestros familiares son rehenes y nosotros el vehículo que tiene la dictadura para mantenerse en el poder; pero no sería yo quien seguiría contribuyendo con el dinero de mis viajes a sustentar esta maquinaria diabólica. Por eso decidí apostar por una Cuba democrática, sin dictadura, y por eso soy frontal y hago lo que hago. Por eso mi activismo, porque aposté a que un día pueda regresar sin ellos en el poder. Volver sin miedos, sin que nadie me moleste por pensar diferente, y sintiéndome yo también dueño de mi país.
Aprendí a disipar el miedo que muchos sienten aún residiendo fuera de Cuba. No les temo más, porque además me siento seguro donde vivo.
―¿Lucio, te han amenazado por tu postura? ¿Han atacado a tu familia? ¿No temes que te dañen de alguna manera?
―No recuerdo ninguna amenaza directa. Los ataques son en redes más que todo, en comentarios a mis publicaciones. No me parecen amenazas importantes. Sin embargo, mucha gente siempre me advierte de los tentáculos que la dictadura tiene fuera de Cuba, y me dicen “cuídate”, pero mi vida no la he tenido que modificar por este tema.
A mi familia por ahora no la han molestado. En cuanto a mí, el ataque más fuerte que he tenido, y que muchos conocen, ha sido el de Ana Hurtado Martínez. Hurtado es vocera de la dictadura, y un ataque de ella es un ataque orquestado por el régimen. A ella le han dado hasta datos personales míos para que los haga públicos. Imagino que intentan frenarme, pero a mí nada me frena. Ya aposté todo por una causa. No creo que nada ni nadie me pare. Al contrario, cada vez que recibo un ataque, doblo la apuesta y contraataco más fuerte.
He visto que este reto me causa adrenalina, me apasiona, me gusta, me da vida. La demanda que le tengo puesta a Ana Hurtado es un reto personal, y también en esto se ven representados muchos cubanos que la desprecian.
―Cuéntame sobre esas pequeñas batallas que has librado contra el régimen o sus voceros.
―Lo de Buena Fe fue una pequeña batalla, pero con una gran repercusión. La verdad no imaginé que tendría tanta. Me gustó encender la mecha para que se desatara todo lo que vino a continuación.
Lo de Ana Hurtado es una batalla un poco más grande, y muy importante para mí sería ganarla. Esto lo veo como un hito en nuestra lucha: sentaríamos a uno de sus secuaces ante un tribunal en un país democrático como España. Ella será procesada por un delito contra mi honor (injurias y calumnias), pero esto también se extrapola al honor de todos los cubanos que se han sentido calumniados e injuriados, de los que se ha burlado, ironizado, como los presos políticos y sus madres. No olvidemos que ella dijo que son todos “delincuentes”. Hurtado también ofendió al mismo Pablo Milanés poco antes de su muerte. Su complicidad daña a todos los cubanos que quieren una Cuba libre de comunismo y dictadura.
Sin dudas, el proceso que estoy llevando contra Ana Hurtado es lo que más satisfacción me ha provocado, y ni te cuento si un día es condenada. Esto sería el clímax de mi lucha. Siento que si logro que la procesen, estoy logrando una condena a la misma dictadura. Dedico a mi activismo mucho tiempo y dinero, que me gano como médico, porque siento pasión por el tema Cuba. Creo que es algo innato, algo que tenía dormido y un día despertó.
―Hay cubanos como tú en el exilio, pero también hay una comunidad que sigue teniendo miedo y no denuncia y prefiere no hablar de política.
―En cuanto a la diáspora que sigue teniendo miedos, siempre intento que reflexione. Si los cubanos sienten miedo aún estando fuera de la Isla significa que aún no son del todo libres. Y uno tiene que luchar por ser verdaderamente libre. Si todos aportáramos un granito de arena a la causa contra la dictadura en Cuba, esta agonía se terminaría más rápido. Yo soy muy optimista con que el fin está cerca. Sé que un día se va a terminar. Es como una fruta madura, su permanencia es insostenible y va a caer. El tiempo lo decidiremos los cubanos. Depende de nosotros mismos, tanto de los de adentro como de los de afuera. Depende de cuantos empujemos esa pared hacia la misma dirección.
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