Con la terquedad de Biden viene una inminente debacle
El presidente Joe Biden, cada vez más aislado durante la mayor crisis política de su presidencia, se encuentra en un enfrentamiento histórico con su partido.
07/18/2024. En las casi tres semanas transcurridas desde que el presidente Joe Biden subió al escenario del debate en Atlanta y sumió su campaña de reelección en el caos, sus consultas más cercanas no han sido con su jefe de gabinete en la Casa Blanca, su principal estratega de comunicación o incluso el líder de su campaña.
En su lugar, confía en los miembros de su familia —un clan muy unido que incluye a su hijo Hunter y a la primera dama Jill Biden—, junto con un pequeño grupo de leales, para que le ayuden a sortear una crisis que él mismo creo y apacigüen una creciente rebelión contra su candidatura dentro de su propio partido.
Biden no ha consultado directamente a los encuestadores de su equipo de campaña de 500 personas sobre el estado de la contienda con Donald Trump, sino que ha confiado en Mike Donilon, un viejo amigo, antiguo encuestador y gurú de los mensajes de campaña de Biden, para resumir las cifras, con memorandos regulares y numerosas llamadas telefónicas diarias.
El teléfono siempre ocupado de Steve Ricchetti, un consejero cercano a Biden desde su vicepresidencia, es el principal conducto entre los legisladores preocupados y el presidente.
Biden habla con frecuencia con su hijo Hunter, quien llama y envía mensajes de texto al presidente y a la primera dama varias veces al día para saber cómo están afrontando la avalancha de escrutinio que rodea la salud, el estado mental y la última campaña presidencial de su padre.
Entrevistas recientes con más de tres decenas de personas, algunas de las cuales hablaron bajo condición de anonimato para poder discutir conversaciones privadas sobre la campaña, revelan una verdad sobre el estado de la contienda electoral del presidente: las personas que ayudan al presidente a salir de la mayor crisis política de su gestión están convencidas en mitificar a Joe Biden como quien lo supera todo con creces y descartan las opiniones contrarias.
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El resultado es un enfrentamiento histórico entre Biden y su pequeño círculo íntimo, por un lado, y amplias franjas de votantes y demócratas electos, que temen la ruina electoral en noviembre, por otro.
Es una batalla que Biden ha parecido aceptar en los últimos días. Cuando se le preguntó el lunes por la noche a quién consulta sobre cuestiones como seguir en la campaña o retirarse, el presidente respondió escuetamente: “A mí”.
“Mira, llevo haciendo esto mucho tiempo“, dijo en una entrevista con Lester Holt, de la NBC, y añadió: “Mi agudeza mental ha sido bastante buena”.
Biden ha expresado a sus aliados su frustración por el hecho de que la gente no parece aceptar que es mentalmente convincente y apto para liderar, según una persona familiarizada con su forma de pensar. Y cree que sus encuestas deberían reflejar lo que él considera como sus logros.
El intento de asesinato de Trump el sábado ha acallado parte de la presión pública sobre Biden para que abandone la contienda. Pero el partido sigue muy dividido. Los líderes del Comité Nacional Demócrata están aprovechando el momento para actuar con rapidez para confirmarlo como el candidato presidencial de su partido a fines de julio, según cuatro personas informadas sobre el asunto, mientras que muchos otros demócratas no creen que Biden tenga muchas posibilidades.
Con información de nytimes.com